Opinión
Ahí el Ágora: Fe en Cristo desde adentro
Cuando tenemos fe transparente con buenos propósitos y no despropósitos, una fe auténtica, se logran maravillas
15 de julio de 2025
Opinión.- El ser genuino nos da una gran ventaja de ver lo operacional moverse y hablar. Creer desde adentro, desde el alma, desde lo más profundo de nuestro ser, es la atracción inadvertida que siempre tocará el corazón de Dios. Cuando se tiene fe sincera y no fingida, la mirada del Maestro dirige su atención hacia la persona involucrada.

Cuando tenemos fe transparente con buenos propósitos y no despropósitos, una fe auténtica, se logran maravillas. Mueves el milagro, impacta el corazón de Dios, lo imposible Dios lo hace posible, una fe sincera y desde adentro agrada y conectas con el poder del Eterno.

Hubo una mujer cananea que tuvo una fe extraordinaria y grande que Jesús mismo no paso desapercibida, una fe que conmovió al Salvador. Fue una mujer perseverante, tan decidida en lograr el milagro, al punto, que esta mujer que aunque sabía que su nacionalidad y su cultura le era a ella una odiosa barrera, aún así insistió desde lo más profundo de su corazón.

En Mateo 15 aparece la mujer en escena. Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región. La región era Tiro y Sidon, hoy el Líbano, en ese momento estás zonas de Ribera o de fronteras eran ciudades paganas, impuras y no aceptada por la cultura Judía. Es este el único episodio ministerial fuera de Israel donde Jesús vistó. Él venía de Capernaum de recorrer.

Clamaba (esto es desesperada) diciéndole: Señor, hijo de David, ten misericordia de mí, mi hija es gravemente atormentada por un espíritu maligno (demonio). Es de destacar que solo los Judíos podían hacer uso de la palabra o título Hijo de David, y solo los judíos podían llamar y distinguirlo como alguien que venía de la línea familiar Davídica.

Sin embargo, ella sabía que a Él lo llamaban Hijo de David porque la región de donde esta mujer procedía era la frontera. Es como decir la ciudad de San Cristóbal y Cúcuta, son ciudades que están muy cerca, aunque sean de diferentes naciones. Todo lo que sucede en una ciudad políticamente, en lo religioso, también retumba en la ciudad o ciudades cercana de esa ribera. Allí podemos saber que Dios derribó esa barrera de comunicación.

Aunque Jesús era enviado solo para el rescate de las ovejas de la casa de Israel (ciertamente en su primera venida la exclusividad era para los israelitas), su misión era salvar solo a los judíos. Pero la mujer cananea tenía una urgencia nada invisible, y era que su hija estaba gravemente atormentaba, y es por eso que su fe nunca, pero nunca languideció, sino más bien creció. Escuchando a Jesús decir que solo rescataría a los de la casa, esta mujer gentil tuvo que cambiar de posición de estar desesperada a postrarse, a adorar.

Dice el relato que ella se postró, hubo cambio de una actitud inicial, y esto le permitió a ella demostrar que en ningún momento se ofendió ni se desenfocó, porque el objetivo era lograr la atención del Maestro por su hija. El amor de una madre y de un padre por un hijo despierta en el corazón la más feroz insistencia para que una hija o un hijo sea sanado, libre y ayudado en alguna área de su vida. La constancia se vuelve alma.

Jesús también le dijo a ella que no era correcto tomar el pan de los hijos, (alimento físico y espiritual, el evangelio) y echarlo a los perrillos (gentiles). Ciertamente este privilegio solo era para los hijos, los de la casa; sin embargo, desde el corazón de esta mujer cananea se despertó la fe de una manera singular y dijo: es verdad, pero aún los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. Esta frase final provocó la admiración de Cristo.

El Señor la admiró y le dijo, ¡oh mujer, grande es tu fe, hágase contigo como quieres! su hija fue sanada en ese mismo momento. Solo dos episodios similares han ocurrido en la enseñanza del Maestro, en donde se resalta la fe grande. La primera fue con el Centurión Romano, Mat 8:5-10 a quien le dijo que en toda Israel no había visto una fe grande como la de este Centurión, y ahora también le resalta la fe a la mujer gentil.

La mujer cananea tuvo que resolver varios obstáculos, de nacionalidad, de sexismo ( los discípulos del Señor querían que las despidiera), obstáculos étnico, culturales, burla y muchos tropiezos. Sin embargo, su fe a cada momento se agigantaba, se elevaba, hasta tocar el corazón de Jesús. Así debe ser nuestra fe, llena de perseverancia, de denuedo, creyendo que alcanzaremos los objetivos. Dios responderá.

Sí se puede amigo lector (a), es por aquí la plaza pública comunicacional. !Otrosí o nota: Creo que la población venezolana debe participar no solo en este próximo evento de elecciones, sino en todos los procesos electorales, porque esto es sano, todos debemos participar. Dios es quien finalmente decide a través de una ciudadanía.

monteverdelister@gmail.com
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VÍA Equipo de Redacción Notitarde
FUENTE Lister Monteverde Pérez