Techos rotos representa aquellas acciones esforzadas, fuera de lo común, temerarias, arriesgadas e impulsadas por la fe que nos llevan a estar en un nuevo escenario y que provocan cambios
Opinión.- En Lucas capítulo 5, desde el versículo 17 al 25 se relata la historia de un paralítico y sus amigos, de cómo ellos buscando ayudarlo lograron ver lo imposible. Esta historia resalta el buen deseo, las acciones de bondad y misericordia de esos amigos que hicieron más de lo esperado para lograr el objetivo de ayudar a su amigo paralítico.
Techos rotos representa aquellas acciones esforzadas, fuera de lo común, temerarias, arriesgadas e impulsadas por la fe que nos llevan a estar en un nuevo escenario y que provocan cambios.
Ellos cargaban a su amigo paralitico, quizás, tú estés cargando un problema, una situación familiar, económica o una enfermedad. Los problemas se convierten en pesos, como este paralítico, sumado al hecho de tener que soportar la negatividad de su amigo, las críticas de los que estaban observando y hasta sus propios cuestionamientos del porqué y para qué estaban llevando ese peso, que quizás era mejor dejar todo igual, resignarse y asumir que la realidad nunca cambiaría. Pues bien, así son los problemas, ellos te hablan, te critican, te acusan y te insinúan que nunca cambiarán.
Pero nunca, nunca, jamás te rindas. La perseverancia y la fe producen grandes resultados. La misión era llevar a su amigo frente a Jesús, el hacedor de milagros; ellos estaban seguros de que la misericordia de Dios lo iba a alcanzar y sanar.
Cuando llegaron a la casa donde estaba Jesús, la gente era muchedumbre y nadie quiso darles paso, nadie se acercó a ofrecerle ayuda, nadie se interesó en el paralítico, ni en las acciones de fe y amor de sus amigos. No siempre la gente te ayudará, a pesar de tus buenas intenciones. Muchos no se quieren involucrarse con los problemas de otros, solo se dedican a juzgar y criticar.
Pero la gente de fe sabe que siempre hay un camino, que su misión no la entenderán los indiferentes, los que se han cristalizado y que nada los conmueve. La gente de fe avanza y se abren camino, no pierden tiempo con los que nada entienden, su misión es llegar al que sí los puede ayudar, ¡Jesús!
Entonces, tendrás que romper techos. Así lo hicieron. Subieron al techo de la casa, fueron más allá del límite, se esforzaron más de lo rutinario, se abrieron camino entre la multitud. Muchos hubieran desistido, muchos se hubieran regresado, pero ellos se atrevieron a abrir un hueco en el techo y bajar a su amigo justo frente a Jesús, ¿qué eres, un abridor de caminos o un desertor de tus sueños? ¿Te rindes fácilmente cuando las cosas no salen como lo esperabas? ¿Necesitas que te animen, te reconozcan o eres de los rompedores de techos que va más allá de todo límite?
Si quieres ver milagros portentosos de parte de Dios, tus techos deben ser rotos. Rompe techos en tu forma de pensar, rompe techos en tus creencias limitantes, rompe techos en tu mundo interior, atrévete a romper con un pasado doloroso, con tu historia de dolor y pérdida, rompe con ciclos que te atrapan y encadenan. Quien se atreve a romper techos, logrará entrar en un nuevo escenario donde Jesús reconocerá y honrará tus acciones de fe.
Todo el escenario cambió, Jesús detuvo su enseñanza, la gente que rodeaba la casa y que antes ni se interesó en ellos, ahora se enfocaba en la escena del paralítico y Jesús; los fariseos y maestros de la ley observaban y cuestionaban lo que estaba sucediendo, porque la gente que rompe techos termina siendo protagonista de la historia y atrae la atención de Jesús. Dios siempre se moverá atraído por la fe que hay en tí.
Jesús dio el sello de aprobación de la fe de estos amigos perdonando los pecados y levantando al paralítico. Atrévete a romper tus techos, solo debes creer y la fe te mostrará el camino que debes seguir. Enfócate en Jesús y pon delante de Él tus problemas, Él sabe lo que debe hacer. ¿Lo puedes creer?
Ap. Julie de Romero.
Apóstol de la Federación C.C.N. en Valencia.
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