Opinión
Griselda Reyes: Un espaldarazo a los productores
¡Que complejo es el trabajo que hombres y mujeres de nuestros campos hacen labrando la tierra!
21 de junio de 2023
Opinión.- ¡Que complejo es el trabajo que hombres y mujeres de nuestros campos hacen labrando la tierra!

Siendo una niña tuve la dicha de conocer esta realidad muy de cerca, y ello ha hecho posible mantener a lo largo de mi vida gran empatía por esa gente tan trabajadora, venezolanos que madrugan todos los días del año para ordeñar, llevar a pastar al ganado, sembrar, cosechar, a veces con un sorbo de café y un trozo de arepa en sus estómagos. Verdaderos héroes y heroínas que, desde lo más profundo de nuestro país, transforman su esfuerzo y sudor en los alimentos que consumimos diariamente.

Hemos sido testigos, por cercanía con el sector y por las noticias de notoriedad pública, de lo cuesta arriba que se le ha hecho al sector primario mantener sus faenas para garantizar los alimentos en el plato de comida de los venezolanos.

Sus espacios y unidades de producción han sido epicentro de la más atroz y condenable violencia: asaltos, invasiones, robos, destrucción de sus propiedades y hasta asesinatos; ello ante la presencia de un Estado inerte que no hace nada para evitar el feroz ataque a quienes con sus zozobras mantienen la bandera nacional, y no política, de dar soberanía alimentaria a todo el país.

He conocido, de primerísima mano, casos de ciudadanos que se hacen pasar por presuntas fuerzas campesinas para, valiéndose de esto, ocupar fundos productivos para terminar arruinándolos. Muestra de ello es el reporte del Centro de Estudios Agroalimentarios (CEA), que ha denunciado la existencia de unas 200 ocupaciones ilegales en tierras agrarias en los últimos años.

Cómo si fuese poco, otro grave problema agobia a los trabajadores de la tierra: La escasez de combustible. Ello ha llevado a la puesta en marcha de una tragicomedia impensable: productores detenidos por deshacerse de alimentos que no pueden traer desde Los Andes al centro del país. En lugar del Estado abocarse a surtir de gasolina a quienes pujan tantos por alimentar a los venezolanos, castigan doblemente a aquel que utiliza lo poco o mucho que tiene de patrimonio para sacar a la tierra los alimentos para nuestro sustento y, para ellos, la retribución de la recompensa por el gran esfuerzo realizado.

Y la comedia tiene otra trama, si se logra el surtido de la gasolina: la trágica matraca en las alcabalas por parte de integrantes de los diversos cuerpos de seguridad apostados a lo largo y ancho del país, esperando, como el caimán de la tonada llanera de nuestro Simón Díaz, que nuestros "Mercedes" se acerquen. Harto denunciado por todos y reconocido por funcionarios competentes. Como las tragedias anteriores, todo se ha quedado engavetado.

Frente a este complicado panorama, no hay más opción que solidarizarnos con ellos, a quienes tanto le debemos. El país debe salir en defensa de todos estos venezolanos de bien que a diario construyen país desde la tierra.

Los millones de kilos de alimentos que circulan en el país son su responsabilidad y no ha habido impedimento que los detenga, mientras otros especulan y roban, y otros de cuello blanco estafan a la Nación con miles de millones de dólares; esta gente está metido en sus predios arreando ganado, y/o sembrando.

La mano dura no puede ser contra ellos. Los trabajadores del campo merecen un Estado competente que los escuche y los acompañe; necesitan que sanen sus fundos de la violencia. En Venezuela no puede haber un solo muerto más producto de asaltos o invasiones de fincas.

Toda la solidaridad con estos padres de familia que hoy están tras un calabozo sin haber cometido delito. No merecen ser satanizados y mucho menos politizados, sino contar con todas las condiciones para tener una vida digna que compense la ardua labor que hacen.
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VÍA NT
FUENTE Griselda Reyes