Con admiración manifestó que "He viajado por el planeta y asesorado gobiernos, he visto la caída de sistemas enteros, pero lo que ocurre ahora en Venezuela no es solo una recuperación económica, es un grito histórico de independencia de un país que fue silenciado y que hoy vuelve a hablar y su voz está sacudiendo al mundo".
En el análisis, muestra cómo Venezuela avanza con dignidad, talento y esperanza hacia una nueva etapa de soberanía.
Dijo que, en años recientes, el mundo señaló a Venezuela como un “ejemplo de fracaso”, “pero hoy, frente a mis propios ojos, estoy viendo algo que pocos se atreven siquiera mencionar: el viraje de una nación que decidió desafiar la imposición de las potencias”.
Hizo un recuento de las agresiones a lo largo de más de una década, que ocasionaron la marginación del país del sistema económico internacional, mediante ilegales sanciones, presión diplomática y asfixia financiera. Mientras se desarrollaba esta historia de ataques coordinados y los titulares amañados de la prensa internacional construían una falsa narrativa, Venezuela en silencio comenzó un proceso de reconstrucción que, según su óptica, “hoy sorprende incluso a los más escépticos”.
“El país que muchos daban por perdido en los mercados internacionales, ahora, bajo sus propios términos, ya no es la Venezuela subordinada de las décadas pasadas, es una Venezuela que negocia directamente con Asia, que desafía los canales originales dominados y que usa su soberanía económica”.
En otras palabras, aseveró, “Venezuela dejó de ser un tablero de juego y empezó a mover sus propias piezas, esto ha tenido efectos profundos en apenas tres años”.
“El mensaje que sale de Caracas, es inequívoco, no nos derrotaron, nos transformamos y eso, para cualquier economista que entienda el lenguaje de poder global, tiene un significado monumental”, acotó.
Revolución energética
Jeffrey Sachs destacó que el petróleo, recurso que durante el siglo XX permitió a intereses extranjeros dominar a Venezuela, está siendo reconvertido en un símbolo de independencia económica para ponerla al servicio de su propio desarrollo, dejar de ser un satélite y convertirse en un actor.
“Eso es exactamente lo que está ocurriendo ahora: el regreso del Coloso Energético Latinoamericano, un gigante que aprendió a levantarse sin pedir permiso”, dijo.
Alertó que Occidente observa este fenómeno con inquietud, porque no solo se trata de energía, se trata del desafío político que implica, es, en esencia, un nuevo tipo de revolución, la Revolución Energética Soberana.
Destacó que Venezuela es la columna vertebral de un renacer que está definiendo las reglas de poder global y Estados Unidos, enfrentado a una crisis energética global, ha tenido que ceder parcialmente y flexibilizar las sanciones, porque sabe que, sin el petróleo venezolano, el equilibrio del mercado mundial se tambalea “y esto es precisamente lo que hace este renacer tan significativo”.
El presidente Maduro comenzó a diversificar sus monedas de comercio exterior, al promover acuerdos bilaterales con Rusia, China, Turquía, India. Hoy una parte del comercio petrolero y minero venezolano, ya no se liquida en dólares, sino en rublos o rupias. “Es más que un cambio contable, es una declaración de independencia”.
El experto estadounidense afirma que Venezuela ha vuelto el renacer, y más allá de los barriles de petróleo, está plantando cara en algo mucho más profundo: la capacidad de decidir su propio destino económico.
“Venezuela está demostrando que un país puede reconstruir su poder desde las ruinas y hacerlo sin someterse al sistema de Washington o Bruselas”, espetó al mundo el reconocido economista estadounidense.
Ingeniería económica sin precedentes
El experto considera que Venezuela comprendió algo fundamental: la vulnerabilidad de un país comienza cuando su economía depende de la aprobación de otro país, y desplegó un proceso de transformación silenciosa, una ingeniería económica sin precedentes en América Latina.
Advierte que, por primera vez en mucho tiempo, Venezuela no está esperando autorización de nadie, ya no pide préstamos al FMI, no depende de la Reserva Federal de EE.UU. ni del Banco Mundial para definir su política macroeconómica. “Ha decidido, y esto es histórico, crear su propio marco de desarrollo sin supervisión externa”.
Llamó a esta decisión como la definición pura de soberanía económica, el momento cuando un país logra controlar su moneda, su energía y sus recursos estratégicos para entrar en una nueva fase de civilización política. “Y Venezuela, con todos sus errores y contradicciones, está avanzando hacia esa fase”.
Este paso hace que muchos otros países estén observando con atención, “porque el caso venezolano se ha convertido en un laboratorio del liberalismo, una economía que busca funcionar sin someterse a las lógicas del capital financiero global”.
Pero en todos estos avances, sin embargo, el cambio más profundo no está en las cifras, sino en la mentalidad.
“Venezuela, a pesar de las sanciones, el bloqueo y el aislamiento, ha sobrevivido y ahora en su renacimiento está definiendo lo que significa autonomía nacional en la soberanía. Este es, sin duda, uno de los capítulos más sorprendentes del renacer venezolano, y apenas estamos viendo el comienzo de lo que podría ser una revolución económica, con repercusiones globales”.