El hombre posó para la prensa ante la basílica bizantina de Santa Sofía, convertida en mezquita desde 2011, y declaró que daba la bienvenida al papa, subrayando la importancia de "mantener buenas relaciones con el Vaticano".
Pero aún ayer volvió a abandonar la ciudad, acompañado por la Policía, que empezó a establecer numerosas medidas de seguridad en Nicea para preparar la visita del papa, que llegó al mediodía de este viernes en helicóptero desde Estambul.
Agça, un sicario de las redes de ultraderecha de Turquía vinculado a la mafia, fue condenado a cadena perpetua en Turquía por haber asesinado en 1979 al periodista Abdi Ipekçi, pero escapó de la cárcel con la probable ayuda de agentes estatales y en 1981 viajó al Vaticano, donde atentó contra Juan Pablo II.
El pontífice le visitó dos años más tarde en la prisión italiana en la que Agça cumplía cadena perpetua y le perdonó. Para el año 2000 el sicario fue deportado a Turquía, donde cumplió otros 10 años, hasta ser liberado en 2010.
Agça ha difundido un gran número de explicaciones contradictorias sobre los motivos de su atentado contra Juan Pablo II y sobre quienes lo encargaron, con la última versión centrada en que se trataba de "un plan divino", ideado por el propio Vaticano.
Según la ocasión, el antiguo sicario también se ha declarado católico o, incluso, protagonista del "mayor milagro del cristianismo, el secreto de Fátima".