La obra de Parada no es una mera crónica; es un testimonio vivo de cómo la voluntad popular puede transformar la realidad. El "Plan Mayurupí" se erige como un faro de esperanza y un modelo replicable para la solución habitacional en el país. “Hasta la fecha, 150 viviendas ya han sido completadas, y otras 350 se encuentran en plena fase de construcción” aseguró Parada, evidenciando un progreso palpable y el compromiso inquebrantable de las familias involucradas.
Durante la presentación en la Filven, Parada enfatizó la importancia de la participación ciudadana y el apoyo institucional para la consecución de este tipo de iniciativas. Destacó cómo el gobierno regional ha facilitado los recursos y el acompañamiento técnico, pero el verdadero motor ha sido el esfuerzo mancomunado de las familias, quienes han invertido su tiempo, trabajo y corazón en la edificación de sus propios hogares. "Plan Mayurupí, con mis propias manos" no solo es un título, es una filosofía de vida que demuestra que, con dedicación y colaboración, los sueños pueden materializarse.
Juan Parada vuelve a conquistar la Filven
Este es el segundo libro de Juan Manuel Parada, consolidando su faceta como escritor y analista social. Su primera incursión literaria, "La invasión y otros breves movimientos", un cautivador libro de cuentos, ya había conquistado la Filven anteriormente y, sorprendentemente, se convirtió en un best-seller en Turquía, demostrando el alcance universal de sus narrativas. Con "Plan Mayurupí, con mis propias manos", Parada no solo ratifica su talento, sino que también ofrece una propuesta concreta y esperanzadora frente a uno de los desafíos más apremiantes de la sociedad venezolana.
La obra de Parada invita a la reflexión sobre nuevas formas de abordar los desafíos habitacionales, demostrando que la autogestión, la cooperación y el ingenio local son herramientas poderosas para construir un futuro más justo y equitativo. "Plan Mayurupí, con mis propias manos" es más que un libro; es un manual de esperanza, un llamado a la acción y un recordatorio de que, incluso en los momentos más complejos, la comunidad tiene el poder de edificar su propio destino.