Silver Cápsulas: Lo malo de ser un buen abuelo
El problema es creer que, para ser bueno, debes decir “sí” a todo a cambio de agradar
Opinión.- Aquí estoy, como cada martes, hasta que Dios lo permita.
Veo cada día cómo los abuelos recuerdan las experiencias de haber vivido aquellos tiempos de orgullo, donde la prisa y la impaciencia por lograr cosas se llevaba por delante el tiempo de calidad. Hoy comprenden que a la tumba no nos llevamos nada y valoran más la esencia del estar, del escuchar, del minuto dedicado a comprender y mimar.
No está mal ser un buen abuelo; el problema es creer que, para ser bueno, debes decir “sí” a todo a cambio de agradar. A veces, agradar implica permitir cosas que no deberías. Por ejemplo:
Permitir que el yerno convierta la casa en un depósito, que las dos horas de cuidar al nieto se conviertan en una guardería a tiempo ilimitado y, así, un sinfín de aceptaciones que permites como abuelo, sin darte cuenta de que todo lo que permites es con tal de agradar. ¡Pero cuidado !!!, ese agrado tiene un costo que si lo imaginamos como un saco con muchos bolsillos, en cada bolsillo estás metiendo más y más piedras de peso, hasta que algún día tu espalda no podrá soportar tanta carga.
Libérate, hazlo por salud. Esto no es egoísmo, es autoconocimiento. Si al decir “no” y trazar límites vas a salir de sus vidas, entonces nunca estuviste. No sigas poniendo excusa a lo que en realidad es abuso; los abuelos no deben ser servicios 24/7, son personas que sienten cansancio y, en ocasiones, algunos dolores, pero con muchas ganas de acompañar y ser acompañados.
Según la Real Academia Española (RAE), “acompañar” en su cuarta y quinta acepción se define así:
IV. Existir o hallarse con una persona.
V. Participar en los sentimientos de alguien.
La soledad es manejable; ella no duele. ¿Pero que te ignoren? Eso sí que no. Ser ignorado duele y molesta. Si alguien quiere saber qué siente un abuelo al ser ignorado, basta con colocar una piedra muy pequeña dentro de sus zapatos y caminar todo el día con ella.
Pero si, en cambio, quieren darles compañía, dediquen tiempo a conversaciones profundas (que duren más de cinco minutos) sin mirar el reloj.
Si en WhatsApp dejaron una pregunta, contéstenla con prioridad.
Llámenlo, aunque no tengan nada específico qué decirle; pero llámenlo hoy.
La empatía debe nacer en casa; de lo contrario, estaremos hablando en contra del concepto de vejez saludable. No solo se trata de años de vida, sino de darles calidad a esos años.
Hace unos días, la Universidad de Salamanca (España) organizó un evento llamado “Comprendiendo la Longevidad”. El principal invitado fue el demógrafo Michael Poulin, cocreador del concepto de zonas azules (ciudades donde hay una gran cantidad de personas centenarias). Él explicaba que este fenómeno de vivir más años y de manera saludable no es cuestión de suerte; existen cinco factores importantes:
1) Comer sano.
2) Moverse (hacer ejercicio).
3) No estresarse y dormir bien.
4) Tener contacto con la familia.
5) Crear comunidad con la gente que te rodea.
Por todo lo anterior, te invito a considerar que, para un abuelo, los días corren de manera diferente. Para ellos, los días no terminan con la novela o cuando se recogen los platos de la cena; para ellos, los días terminan cuando nadie los llama.
Así que no hay tiempo que perder.
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