Julie de Romero: Los constructores de hogares
Construir una casa es sencillo, construir un hogar es muy complejo, pero Dios es quien ayuda a los edificadores
Opinión.- Toda construcción inicia con una visión, un proyecto, un plan, acerca de lo que aún no existe en lo material pero que se ve en lo invisible. Fuimos llamados a ser constructores, de nuestras propias vidas, de una familia y de una nación. Sin darnos cuenta hemos sido entrenados para construir cosas, desde que nacemos vamos dándole forma a un plan, una idea, que recibimos y trabajamos con el empeño de hacerla realidad.
La familia es una de ellas. Es un gran proyecto, complejo y complicado muchas veces, pero cuando llega a su plenitud es hermosa, acogedora, reconfortante y única. El gran arquitecto de la familia fue Dios mismo, quien la ideó, pensó en ella con un propósito generacional y trascendente, muy contrario a lo que hoy se cree, que son un grupo de personas unidas por vínculos sanguíneos o no, lo cual es cierto pero limitado. La familia es una revelación de Dios, es un misterio, que necesita ser decodificado. Tiene un propósito de existencia que va más allá de lo que podemos ver y una relación estrecha con Dios porque él se reveló a la humanidad por medio de una familia y lo sigue haciendo hoy.
Construir una casa es sencillo, construir un hogar es muy complejo, pero Dios es quien ayuda a los edificadores. Primero el plano, luego los materiales, los cuales deben ser los mejores, le sigue el arduo trabajo de unos por los otros, el cuidado de los detalles de la obra, para que resista las tormentas y no caiga, muy probablemente necesite de reparaciones continuas a través del perdón y la comunicación, quizás se tengan que hacer modificaciones, ampliaciones, mejoras, para que este hogar siga ofreciendo amor, protección y ternura a sus miembros.
El papel del papá y la mamá es fundamental, decisivo e indispensable. Este proyecto común solo es posible si están de acuerdo, si tienen la humildad de aprender y crecer juntos, mientras construyen su hogar, ayudándose mutuamente, soñando con lo que están construyendo y dispuestos a darlo todo por el éxito de esa familia.
Y por supuesto no pueden faltar los bandidos, los merodeadores de la casa, los que la codician y desean su destrucción. Toda obra hermosa despierta la envidia, la atracción perjudiciosa de quienes desean reducirla a escombros. No puedo solo referirme a alguien sino también a algo, algo que no vemos pero que está allí, deseando ensuciar sus paredes, dañar su bello jardín, vaciar sus depósitos y reservas para el futuro, contaminarlo todo e instaurar el caos.
Si Dios no edifica esa casa en vano trabajan sus edificadores, si Dios no guarda ese hogar en vano es el trabajo arduo y con esmero, porque quien puede rodear, proteger, cuidar, nutrir, fortalecer, alentar, animar, unir, sanar las heridas y derramar amor cuando su reserva baje, es Dios. ¿Cómo se puede combatir lo que no se ve?, ¿cómo se puede cuidar, ese sueño de hogar, el anhelo del amor, la calidez, el refugio de los hijos y la esperanza para la vejez? Cuando el hogar está siendo atacado por algo, que parece tener acceso a las habitaciones más íntimas, a los momentos de alegría y compartir, a las conversaciones y todo aquello que se ha tardado años en edificar y que hoy se percibe vulnerable, accesible e indefenso. ¿Quién protege tu hogar?
No basta solo tener un sueño de hogar, no basta trabajar duro, con fe; sino entregas su cuidado y protección a Dios. Tu hogar es un proyecto divino, hermoso, eterno, generacional, que trasciende tus días, deja huellas imborrables, donde Dios desea expresarse y ser la amalgama que los una con lazos de amor, indivisible e indestructible.
¿Quién puede destruir tu hogar si Dios sale a tu defensa?. Confía, cree, clama, al verdadero arquitecto de los hogares. Ahora, te das cuenta que ese sueño hermoso ya existía en él, quien tuvo la idea inicial y tú que has sido el canal para construir hogares fuertes, de bendición para la tierra y las generaciones. ¡Dios está a favor de los constructores de hogares!
Ap. Julie de Romero.
Apóstol de la Federación C.C.N en Valencia.
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