Haremos mención de la teológica obra que marcó un hito dentro de nuestra Santa Iglesia Católica bajo la celestial denominación “Contra las herejías”, elaborada de manera devota por San Ireneo en su supremo esfuerzo por confrontar, en el plano terrenal, a las paganas conductas de los traidores, de los herejes, de aquellos descreídos que renegaban de las sagradas escrituras. En “Contra las herejías” San Ireneo, “Doctor Unitatis”, Doctor de la Iglesia plasma, de manera impecable, sus reflexiones en contra de los que hacían de lo inmoral, indecente e impúdico su principal alegato y hasta osaban reunirse a las afueras de los sagrados recintos, donde se ufanaban de ostentar una mermada pero secreta sabiduría. Ante tal afrenta y como obispo, Ireneo sintió la obligación de mantenerse alerta ante la terca y recurrente vocación de los traidores para proteger a la Iglesia de estos mercaderes y conversos que realizaban encendidas e infernales campañas para desacreditar las enseñanzas de la Santa Iglesia. San Ireneo, en su sagrado texto, nos transmite, casi de manera divina, sus categóricas recriminaciones sobre la hereje conducta de los descubiertos renegados. Igualmente nos provee, casi desde su mismo púlpito, pruebas irrefutables que comprueban que los señalados apóstatas no tienen algún mérito en términos de doctrinas, que carecen de la más básica moral, que son simplemente la clara expresión y figura del despreciable hereje. Casi dos milenios han transcurrido y el fundamental texto “Contra las herejías” de Ireneo, obispo de la francesa localidad de Lyon, siguen con estricta vigencia y rigurosidad. En la actualidad se presentan los herejes, los traidores con similar ropaje y sumidos en una verdadera vorágine de perversiones, deambulan en sus mismas miserias que son deliberadamente aderezadas con la delictiva práctica de extorsión y secuestro, de corrupción y desmanes administrativos. Divulgan, de manera efusiva, que son fieles practicantes del trascendental proceso, que su paso está sometido a las instrucciones del imborrable legado y que desde siempre han estado adheridos a la estricta doctrina, pero, cómo hace dos mil años, recurren a la idéntica táctica u hábito de estimular y financiar campañas para, de forma estéril, tratar de socavar el consolidado liderazgo. Se esconden en sus desdichas y desventuras. Se observan frente a sus mismos espejos, asechados por los atormentantes fantasmas que les recuerdan insistentemente sus impúdicos actos y por ello saben exactamente la dimensión de su maltrecho e ineludible destino. En pasadas semanas, en medio de su personal martirio, llegaban a posar juntos para que quedara grafica constancia de sus propias desgracias. En la elocuente foto se podía cristalinamente observar cómo el secuestro y la extorsión, la corrupción y la podredumbre se confundían en un solo abrazo, tratando de esbozar una fingida sonrisa. Vuelve San Ireneo, portando su transcendental obra “Contra las herejías”, para advertir igualmente a todos aquellos que puedan caer seducidos por la transgresión, por el vicio creyendo que pueden ambiguamente transitar por el sendero del bien y el malaventurado camino del mal. Sencillamente estarían condenados a un perenne purgatorio.
De nóminas y otras partidas
Hoy no haremos mención a cruces o crucificados. En pasados días se producía un nocturno cónclave entre algunos dirigentes de un sector de la destartalada oposición. La convocatoria surgía desde una elevada oficina del ayuntamiento valenciano, del recinto de la “Blanca edil”, la misma que ha asumido la condición de ser imprescindible para quien ejerce y le corresponde la conducción del municipio. La propia alcaldía proporcionaba un céntrico espacio colindante con la pedestre plaza Bolívar para llevar a cabo el trasnochador encuentro. Y así, hacían presencia, casi a hurtadillas, los convocados asistentes. Los primeros en arribar a la sede municipal, eran los representantes de una amarillenta tolda política y se llegaba a reflejar, en las altas y grisáceas paredes de la vetusta casona, las lúgubres sombras del excomulgado “Meapilas” con su acostumbrado ejercicio de auto flagelación, el famélico “Buzo” con un trastabillado paso, producto del diario consumo de sus irrenunciables adicciones. Igualmente acudía “Gestor Joyeros” convertido en prolífico y hábil intermediario en el arte de la obtención de cualquier trámite ante la alcaldía capitalina. Pasados algunos minutos arribaban la “Blanca edil” y el concejal “Cojonera”, quienes exclamaban “Señores están en su casa”. Rápidamente surgió un colérico “Gestor Joyeros” para increpar “Están equivocados, primero fue sábado que domingo, mi amistad se remonta desde la universidad cuando compartíamos peripecias estudiantiles”. Pero la incertidumbre se apoderaba de la sede administrativa, ya que se desconocía el motivo de la taciturna reunión. Cualquier desmoralizado militante opositor pudiese intuir que al fin asumían sus roles como dirigentes políticos y establecerían una común estrategia con miras a la remota realización de unas supuestas primarias, de igual forma existía la expectativa de que se analizara la respuesta, proporcionada por el órgano contralor nacional, a la solicitud realizada por un diputado opositor para conocer el estado de la inhabilitación política de María Corina Machado, que data desde el 2015 y que se extiende por quince años y por lo tanto cesará en el cercano 2030. Pero al parecer nada de lo expuesto formo parte de la retórica de los ansiosos participantes. Tan solo se llegaba a discutir el equitativo reparto de las diferentes cuotas o parcelas que poseen en la administración municipal. La “Blanca edil” llegaba a tranquilizar a los contertulios “Calma, ya estamos revisando el presupuesto, todo seguirá igual, pero tendrán que aceptarme como la única intermediaria”. Ante la sedante u hipnótica aseveración llegaba un lacerado “Meapilas” para dejar constancia “Nosotros aspiramos seguir permaneciendo en la nómina del municipio y que desde las diferentes partidas presupuestarias de la alcaldía se siga aportando para el dinámico funcionamiento de nuestro partido en Carabobo, hay que recordar que todo eso forma parte del pacto”. Mientras tanto “Buzo” padecía de inocultables síntomas del síndrome de abstinencia y “Gestor Joyeros” se acercaba sigilosamente a la “Blanca edil”, siempre acompañada del concejal “Cojonera”, y le expresaba “Recuerda que tengo que acudir mañana para que me firmen las solvencias, las fichas catastrales y las licencias de licores que me tienen pendientes, de todos modos ya envíe el respectivo mensaje, porque ya estamos en Julio”. Y así culminaba, a altas horas de la madrugada, casi por despuntar el alba, el cerrado cogollo donde se aseguraba las transacciones y se ratificaba la alianza. Y esa es la verdad.
