La devoción que Carlo Acutis demostró desde muy pequeño se reflejaba en actos cotidianos: “Era muy devoto. Cuando tenía 2 años si pasábamos delante de una iglesia quería entrar para saludar a Jesús”, cuenta su madre. Esa firmeza interior lo llevó a transmitir su fe con la misma naturalidad con la que recorría las calles de su ciudad. Su pasión por la Eucaristía y por difundir su significado trascendió fronteras, impulsando la creación de una iniciativa digital dedicada a los milagros eucarísticos. Para muchos, esa labor resultó un verdadero estímulo para descubrir o redescubrir la liturgia.
Al fallecer Carlo Acutis, empezaron a llegar testimonios de personas que le atribuían favores y curaciones. “El día de su funeral vi que algunos acudían a su intercesión, que le rezaban”, cuenta su madre con una mezcla de asombro y respeto por la respuesta popular. Sin embargo, sostiene que todo lo que se le acredita a su hijo es parte de un plan superior: “Pero luego es Dios quien decide los milagros”. Con esa certeza, la familia atraviesa un proceso profundo de aceptación y gratitud.
“Siempre digo que para mí Carlo ha sido un salvador, porque gracias a él hice el descubrimiento de mi vida, que Dios está siempre con nosotros”, afirma su madre. Ese legado se plasma también en las frases que el propio joven repetía, como “No yo sino Dios” y “La tristeza es la mirada hacia sí mismo, la felicidad es la mirada hacia Dios”. Sus convicciones lo llevaron a involucrarse en acciones solidarias y en un estilo de vida sencillo, convencido de que cada persona puede ayudar a quienes tiene cerca sin necesidad de emprender grandes viajes.
En la actualidad, el proceso que elevó a Carlo a los altares sigue sus pasos y, para muchos fieles, representa un símbolo de esperanza y renovación espiritual. Lo que más conmueve de su historia es la coherencia de vida que supo mantener, incluso cuando la enfermedad atravesó su camino. Hoy, su ejemplo cruza continentes, impulsando a miles de creyentes a vivir con mayor compromiso la Eucaristía y a encontrar en su testimonio una forma de reencontrarse con la fe, revela radio Mitre.
En la misma ceremonia, el papa también canonizará a otro joven italiano: Pier Giorgio Frassati, un estudiante fallecido en 1925, conocido por su activismo social y su pasión por el alpinismo.