Esta semana, Trump lanzó un sorpresivo mensaje en redes sociales para defender a Bolsonaro de los cargos que se le imputan y lanzar un duro darlo a la justicia del país suramericano: "Él no es culpable de nada", escribió el republicano en sus redes sociales.
La defensa a ultranza del expresidente de Brasil coincide, además, con la escalada de tensiones entre Washington y Brasilia por la decisión unilateral de Trump de imponer 50 % más de aranceles al país suramericano.
La víspera, mediante una carta enviada a su par brasileño, Trump notificó la imposición de nuevos gravámenes aduaneros, que entrarán en vigor el 1 de agosto, y reiteró su repudio a la investigación judicial que se le sigue a Bolsonaro.
Las "señales"
De acuerdo al medio brasileño, entre las "señales" que darían cuenta de la intención del expresidente está el hecho de que uno de sus hijos, Eduardo Bolsonaro, ya reside en EE.UU. y se ha declarado "diputado en el exilio".
Asimismo, toman como un indicio el hecho de que justo después de perder las elecciones de 2022, el ultraderechista viajó a territorio estadounidense por un "presentimiento" de que podían procesarlo en Brasil.
En esa estancia, Bolsonaro mantuvo en completo mutismo para no reconocer la victoria de Lula. En la actualidad, mantiene una relación cercana con Trump, que ha mostrado su solidez en los últimos días, ya que el republicano ha tildado el proceso judicial contra el ultraderechista como una "caza de brujas".
El Tribunal Supremo Federal de Brasil emprendió la fase de juicio penal contra Bolsonaro y otros siete acusados por el intento de golpe de Estado, que buscó impedir la toma de posesión de Luiz Inácio Lula da Silva en enero de 2023.
La Fiscalía lo acusa de participar en una organización criminal destinada a invalidar los resultados e impedir la asunción de Lula. Bolsonaro calificó las acusaciones de abominables y aseguró que nunca apoyó acciones violentas.
El juicio sigue en curso y podría acarrearle hasta 40 años de cárcel, si es declarado culpable.