Sus abogados declararon la semana pasada que, Kim Kardashian decidió asistir a este proceso para afrontar a quienes la asaltaron a mano armada, para despojarla de sus joyas, valoradas en unos 10 millones de dólares y asimismo dar su la versión de los hechos. Los defensores, adelantaron que la influencer estadounidense tiene intención de responder a todas las cuestiones que se le planteen durante la audiencia, la cual ha generado interés mediático, motivo que ha originado un dispositivo estricto en el histórico Palacio de Justicia del centro de París.
Asimismo, fuera de la acreditación de 400 periodistas, la autoridad judicial ha establecido zonas delimitadas para las decenas de cámaras que pretendan grabar la entrada y la salida de Kim Kardashian a la auténtica sala Voltaire, una de las destacadas para grandes juicios. Una sala en la que solo podrán ver directamente a la famosa influencer, en los procesos judiciales en Francia, donde no se podrá grabar ni imágenes ni sonido.
En el banquillo de los acusados se sientan nueve hombres y una mujer, todos en libertad bajo control judicial, como presuntos miembros del grupo que tramó y ejecutó el asalto en la madrugada del 3 de octubre de 2016 del palacete de lujo reservado para Kim Kardashian y su equipo durante la Semana de la Moda de París, en un barrio exclusivo a muy poca distancia de la basílica de La Madeleine.
Para definirlos se ha utilizado el término "yayoladrones" porque buena parte de ellos tienen más de 70 años y un prolijo historial delictivo con largos años de prisión a sus espaldas. Ejemplo de todo esto es Aomar Ait Khedache, al que se considera el cabecilla de la operación, y que descubierto por su ADN- desde el primer día del juicio, el 28 de abril, reconoció haber sido uno de los miembros del comando que subió armado hasta la habitación de la víctima para amenazarla y robarle las joyas y que teóricamente podría ser sentenciado a cadena perpetua.