Durante una entrevista a la BBC, Schnell comentó que: “Casi nadie tenía una computadora personal en casa en esa época, mucho menos en Caracas”, reflexionó Schnell, quien empezó a desarrollar habilidades algorítmicas. Sin embargo, a los 15 años fue diagnosticado de psoriasis y posteriormente cáncer, agravando sus problemas de salud en la adolescencia, lo que le otorgó un nuevo propósito: utilizar su mente en beneficio de otros.
En 1991, Schnell decidió estudiar una licenciatura en Biología en la Universidad Simón Bolívar. Durante este periodo, realizó contribuciones significativas al ámbito de la biología matemática, colaborando con el doctor Raimundo Villegas en el Instituto de Estudios Avanzados y posteriormente con Claudio Mendoza, lo que llevó a la creación de la ecuación Schnell-Mendoza, que facilita el estudio de procesos bioquímicos a través de enzimas.
En 1998, se trasladó a Oxford donde profundizó sus estudios en biología matemática y computacional y empezó su carrera académica que abarca 27 años en Europa y Estados Unidos. En este tiempo, enfatizó la importancia del continuo entre salud y enfermedad, abogando por una medición más precisa de la salud mediante tecnologías avanzadas.
Aunque ha lidiado con complicaciones graves, como la cirugía de intestino grueso y problemas respiratorios que requieren asistencia nocturna, Schnell ha hecho hincapié en la necesidad de innovaciones que ayuden a diagnosticar y tratar enfermedades de forma más eficiente.
En su nueva posición al frente de Dartmouth, Schnell considera que el principal reto será restaurar la confianza en la ciencia y la academia en Estados Unidos, tras lo que él califica de deterioro de la percepción pública hacia los científicos. “Tenemos que regresar a la noción de que estamos aquí para mejorar a la población”, expresó.