Ciencia y Tecnología
Esta es la manera como Europa quiere liberarse de la energía rusa
El sistema energético de la UE sufrirá una transformación estructural
27 de mayo de 2022
Ciencia y Tecnología.- La Comisión Europea es consciente de la imposibilidad material de desengancharse por completo del gas natural ruso a corto plazo: un año o año y medio vista. Para hacerlo posible en un horizonte más amplio “dos o tres años”, sin embargo, su plan pasa por asegurarse tantos nuevos contratos de suministro desde países amigos que hasta ahora no tienen una gran relevancia en su matriz importadora hasta la puesta en marcha de una batería de medidas encaminadas a reducir al máximo el consumo (eficiencia y ahorro energético) y a generar su propia energía limpia (renovables).

“El sistema energético de la UE sufrirá una transformación estructural”, esbozan los técnicos de la Comisión Europea en el llamado REpowerEU, el programa de iniciativas encaminadas a reducir drásticamente su dependencia energética de Moscú.

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“Ningún Estado miembro puede hacer frente por sí solo a este reto: al llevar a cabo conjuntamente la evaluación de las necesidades y la planificación, realizar compras conjuntas y aumentar la coordinación, garantizaremos que la eliminación progresiva de nuestra dependencia de los combustibles fósiles rusos sea factible y asequible para todos los Estados miembros”, añade, apelando a la unidad en un momento en el que Rusia ya ha empezado a decretar los primeros cortes de gas a países del bloque. Polonia, Bulgaria y Finlandia han sido sus primeras víctimas, pero pocos dudan de que habrá más.

Ni un tejado sin placas

Por primera vez desde la era de esplendor del carbón, la UE tiene la posibilidad de contar con fuentes propias de abastecimiento de energía: el sol y el viento. Una oportunidad de oro, tanto en lo económico como en lo geopolítico y en lo ambiental que no puede desaprovechar.

El autoconsumo está llamado a jugar un papel clave: podría cubrir, según los cálculos del Ejecutivo comunitario, hasta el 25% del consumo total de electricidad en los Estados miembro, una fracción mayor de la que hoy se obtiene mediante la quema de gas natural. “Hace falta acción inmediata”, reclama.

Un alegato verbal que también cristaliza en hechos: todos los edificios de nueva construcción tendrán la obligación legal de contar con paneles solares. Habrá, no obstante, gradaciones: los edificios públicos y comerciales de más de 250 metros cuadrados tendrán que contar con una instalación fotovoltaica, como tarde, en 2026, mientras que los residenciales dispondrán de algo más de margen: hasta 2029. En el caso de las edificaciones públicas y comerciales ya construidas, ese plazo terminará en 2027. En todos los casos, los permisos de instalación no podrán demorarse más de tres meses.

El autoconsumo, sin embargo, deberá venir acompañado por un impulso a las instalaciones de grandes dimensiones. De aquí a 2030, los Veintisiete deberán añadir 45 gigavatios (GW) de potencia fotovoltaica cada año.

Para poner esa cifra en su justa dimensión, cabe decir que a finales de 2020 la UE en su conjunto contaba con 136 GW instalados (que únicamente aportaban el 5% de la electricidad que se consumía) y el ritmo anual de instalación no superaba los 18 GW. Para cumplir los objetivos, como reconocen los propios técnicos de la Comisión, hará falta un potente acelerón en el próximo lustro. Sobre todo, en los países del centro y el sur, donde el potencial de generación es infinitamente mayor.

Bruselas también pone el foco en las instalaciones a gran escala, que han crecido con fuerza en los países mediterráneos pero que aún tiene mucho margen de desarrollo en el conjunto del bloque. “El despliegue a gran escala de fotovoltaica reducirá nuestra dependencia del gas natural para generar electricidad”, subraya el Ejecutivo comunitario.

“La energía solar, ya sea en forma de electricidad, calor o hidrógeno puede reemplazar el consumo de gas para procesos industriales. Y, combinada con bombas de calor, puede sustituirlo para calentar agua o calefactar zonas residenciales o comerciales”. (El País) 
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VÍA Gabriela Machado
FUENTE Editoría de Notitarde