Sucesos
A un año de su asesinato, familiares y amigos recuerdan con cariño a la Dra. Nardy Mora
Para la hija de la Dra. Nardy, quien apenas cumplió la mayoría de edad, la vida se le volvió cuesta arriba desde que le arrebataron a su madre
24 de agosto de 2023
Sucesos.- A 365 días de la partida física de la doctora Nardy Mora, asesinada en la U.E. “Rafael Guerra Méndez", en la parroquia Santa Rosa de Valencia, donde desempeñaba sus funciones como médico, en sus familiares, amigos, conocidos y vecinos la conmoción no cesa, los recuerdos permanecen intactos y las lágrimas no dejan de brotar.

Para ellos, la vida cambió drásticamente, mientras que el hombre que la mató, supuestamente permanece recluido en el Centro de Formación del Nuevo Hombre de Tocuyito, condenado a tan solo 29 años de prisión después del atroz crimen, aunque muchas personas coinciden en que está libre.

Para la hija de la Dra. Nardy, quien apenas cumplió la mayoría de edad, la vida se le volvió cuesta arriba desde que le arrebataron a su madre, quien asumía todos los gastos y responsabilidades como el tratamiento oncológico de su madre, la educación de su hija y demás gastos, de los cuales ahora se hace cargo la joven Steffany Aguilar Mora.

Comentó la joven que desde la partida de su madre su vida no ha sido nada fácil, decidió seguir los pasos de ella estudiando medicina, además de seguir cubriendo las necesidades básicas y de salud de su abuela. El aspecto emocional ha sido duro de encarar, y ha tenido que intentar superar este trance sola, con ayuda de familiares.

Destacó que desde ese suceso quedó desamparada económicamente, ya que el Gobierno, a pesar de que Mora desempeñaba un cargo público, no asumió gastos ni le cancelaron la liquidación por años de servicio a sus familiares.

Ante este atroz caso, el fiscal general Tarek William Saab, informó el 29 de agosto de ese año sobre la detención del sujeto involucrado, Yonnatan Figueroa, de 45 años, quien asumió los hechos y cumpliría condena en el internado abierto de Tocuyito pero lo llevaron a la cárcel de hombres nuevos, precisó Aguilar, de lo que considera que una persona de alta peligrosidad no debería estar allí.

“Este 24 de agosto se cumple un año y ha sido muy difícil seguir desamparada con solo 18 años”, comentó la hija de la doctora y relató lo que sucedió en esa misma fecha el año pasado.

Narró que su mamá salió a trabajar el día 24. En horas de la noche la abuela llamó a Steffany para notificarle que Mora no había llegado a casa y no contestaba su teléfono, por lo que le sugirió que la llamara ella, ya que la doctora bajo ninguna circunstancia dejaba de contestar una llamada de su hija.
La joven intentó llamarla varias veces y el celular sonaba fuera de cobertura. Inocentes de lo que estaba sucediendo, decidieron esperar al siguiente día para empezar a buscarla.

Pasadas las 24 horas, Steffany llamó a la pareja de su mamá para preguntarle si sabía en dónde se encontraba la doctora, ya que él fue quien la vió por última vez, pero éste indicó que desde que la dejó en el plantel no volvió a verla, por lo que la adolescente acudió al Cicpc a formular la denuncia y “ahí empezó todo”. Luego que la atendieron en la delegación, la hija y la madre de Mora acudieron a las instalaciones del colegio, en donde las atendió el señor Yonnatan (el asesino) y les dijo que la Dra. Mora no había ido a trabajar y que él no la había visto, les dio un recorrido por el colegio, abrió las puertas de los salones y se contradijo con referencia a que la mujer había ido a buscar su bolso y luego a la policía le dijo que no había ido ni tampoco la había visto.

Para el momento del hallazgo de Mora, el 25 de agosto, su hija se encontraba con el grupo de rescate de Protección Civil y en horas del mediodía le manifestaron a la joven que ya el culpable había declarado dónde estaba el cuerpo, por lo que se trasladaron al Senamef a realizar los estudios pertinentes.

Al día siguiente, con los resultados patológicos y la certeza de que las partes halladas pertenecían a la anotomía de la doctora acudieron al colegio a buscar al responsable pero cuando llegaron ya se había marchado y las autoridades acudieron a su vivienda en el sector Colinas de la Florida donde fue capturado.

“La doctora Nardy era una mujer preparada académicamente y no lo digo porque sea mi mamá, se especializaba en el área de salud en los diferentes ámbitos, tuvo cargos de coordinador, dirección, docencia, entre otros”.

“La justicia venezolana no hace las cosas como se debe, no estoy de acuerdo ni con la condena ni con las leyes del país; ese señor está acostumbrado hacer ese tipo de cosas, por lo que debería de existir la cadena perpetua para que no se sigan cometiendo crímenes, de femicidio ni de abuso sexual, la condena que le dieron no es suficiente para todo el daño que causó”, dijo.

Nadie lo imaginó

Al parecer detrás de la actitud amable y cordial de Yonnatan, se escondía el perfil macabro y psicópata, ya que era colaborador, según comentaron algunos de sus compañeros de trabajo por lo que jamás imaginaron que sería capaz de cometer tan abominable hecho.

Uno de los vigilantes que en algunas ocasiones montaba guardia con el homicida en el plantel donde laboraba la doctora, narró que aparentemente Yonnatan tenía todo fríamente calculado, esperó el día martes cuando su compañero saliera libre para aprovechar el momento y las largas horas solo para acechar a Nardy.

Ese día el esposo de Mora la llevó al colegio y le sugirió que se retirara debido a que no había nadie en el lugar pero en ese preciso instante el asesino abrió la puerta y le hizo saber que ella no estaría sola.

La galeno acudió esa mañana a una jornada en la comunidad y luego regresó al plantel a recoger su bolso cerca de la 1:00 p.m., momento en el que la habría agredió sin piedad, abusado sexualmente, la llevó a la parte trasera donde estaba la cochinera y la desmembró con un machete y una mandarria. Luego, arrojó algunas partes a la cochinera y otras las llevó en una carretilla a la parte trasera de la institución.

El mismo martes limpió toda la escena y no dejó ningún rastro del crimen, por lo que los efectivos de la policía científica acudieron el miércoles y no notaron nada extraño; sin embargo, al acceder a las cámaras de seguridad de una residencia cercana corroboraron que Mora ingresó el martes a la escuela y no salió pero para cuando los detectives se percataron de la situación ya Yonnatan se había marchado.

Intrigado por las investigaciones que los detectives realizaban, “el monstruo” como algunos lo llaman intentaba monitorear la situación llamando por teléfono al vigilante de guardia que aún permanecía incrédulo, preguntándole si los funcionarios habían visto las grabaciones, lo que levantó las sospechas de su compañero.

En una de las tantas llamadas que Yonnatan le realizó al otro vigilante se encontraban presentes los detectives del Cicpc y en medio de dicha conversación terminaron de atar los cabos sueltos, por lo que se trasladaron a la residencia del homicida, donde localizaron el teléfono celular de la doctora y lo trasladaron al colegio donde confesó los hechos y contribuyó al hallazgo de los restos.

Esa misma noche la noticia corrió como pólvora, desanimando a sus familiares y a la colectividad que tenían la esperanza de localizarla con vida. 
Sigue la información minuto a minuto en nuestro Telegram Instagram Facebook Twitter ¡La noticia en tus manos!
VÍA María Espinoza
FUENTE Editoría de Notitarde