El equipo, liderado por el psiquiatra Shangyun Shi, de la Universidad Médica de Nanjing (China), encontró que entre todos los taxones bacterianos que parecen alterar el sueño se destaca en primer lugar el grupo 'Clostridium innocuum', cuya mayor predisposición genética a su abundancia parece estar ligada con una mayor probabilidad de sufrir insomnio. La 'lista negra' incluye 'Prevotella 7', 'Lachnoclostridium', 'Parabacteroides', entre otras.
Al mismo tiempo, los expertos identificaron ocho tipos de bacterias que parecen proteger al organismo de dormir mal, algunas asociadas a los géneros 'Coprococcus1', 'Lactococcus' y 'Odoribacter', que pueden influir en la señalización cerebral y la inflamación o contribuir a la metabolización de hormonas clave para el descanso y la vigilia.
El estudio destaca la importancia de la conexión bidireccional compleja (química, neuronal e inmunitaria) que existe entre el tracto digestivo y el sistema nervioso central.
La falta de sueño puede desencadenar estrés y respuestas inflamatorias en el cuerpo, alterando el ambiente intestinal y la diversidad de sus microbios, lo que, a su vez, agrava el problema inicial; en una especie de ciclo de retroalimentación mutuo entre el insomnio y la microbiota.
En este contexto, los resultados sugieren la necesidad de un enfoque más integral al momento de tratar trastornos asociados con el cerebro, y quizás contribuyan al desarrollo de tratamientos que aprovechen este vínculo biológico, como probióticos, prebióticos, cambios en la dieta o trasplantes microbianos.