De acuerdo con el medio británico The Guardian, los autores reconocieron que el estudio tenía algunas limitaciones, ya que los niños analizados no procedían de familias que vivieran en la pobreza, y que el estudio no debía interpretarse como una demostración de la relación entre la riqueza y la "calidad" de los genes, sino más bien como una demostración del impacto indirecto del entorno en un marcador conocido del envejecimiento y la salud a largo plazo.
El Dr. Oliver Robinson, de la Escuela de Salud Pública del Imperial College y autor principal del estudio, afirmó: "Nuestros hallazgos muestran una clara relación entre la riqueza familiar y un marcador conocido del envejecimiento celular, con patrones potencialmente permanentes que se forman en la primera década de vida del niño".
"Nuestro trabajo sugiere que proceder de un entorno de baja riqueza provoca un desgaste biológico adicional. Para los niños del grupo de bajos ingresos, esto puede equivaler a aproximadamente 10 años de envejecimiento a nivel celular, en comparación con los niños de entornos de altos ingresos", agrega.
Por su parte, Kendal Marston, de la Escuela de Salud Pública del Imperial College, afirmó: "Sabemos que la exposición crónica al estrés provoca un desgaste biológico en el organismo. Esto se ha demostrado en estudios con animales a nivel celular, en los que los animales estresados tienen telómeros más cortos".
Aunque el estudio no pudo demostrar que el cortisol fuera el mecanismo, sí demuestra una relación entre la riqueza y la longitud de los telómeros, que sabemos que en la edad adulta está relacionada con la esperanza de vida y la salud. Es posible que los niños de entornos menos acomodados experimenten un mayor estrés psicosocial, concluyen.
Erick Elola con información de The Guardian y The Lancet Discovery Science.