El panorama de las complicaciones clínicas no distingue condiciones. Se extiende desde las naciones más desarrolladas hasta las más pobres.
En los países con menores ingresos, precisamente en los que habita cerca del 80 por ciento de la población, se notifica la mayor tasa de decesos por estos errores. Pese a ello, se estima que en potencias como Estados Unidos uno de cada 10 pacientes también sufre fallas en la atención médica.
Tan es así que, las demandas por negligencia médica en ese país son abundantes, mientras que en otros como Venezuela son poco comunes por diversos factores, por lo que la Asociación Médica Mundial recomienda estar alertas frente a los problemas y consecuencias que puede producir un aumento de las demandas contra médicos, indica la ONU.
Las estadísticas reflejan que son pocos los casos en los que los familiares de los fallecidos logran identificar los errores que los separaron de sus seres queridos. Pero, al margen de los fallos judiciales, son al menos 42 mil millones de dólares los que le cuestan a los sistemas de salud únicamente las prescripciones equivocadas.
De acuerdo con lo explicado por el autor Octavio Rivero Serrano, médico mexicano que dirigió La Universidad Nacional Autónoma de México entre 1981 y 1984 y hace parte de la Academia Nacional de Medicina de ese país, en su libro ‘Ética en el Ejercicio de la Medicina’, existen 13 variables que inciden en el registro de errores médicos.
La inexperiencia de los galenos, la introducción de nuevos procedimientos, la insuficiencia de recursos y los desórdenes administrativos figuran en el listado detallado por Rivero Serrano en la publicación que señala que el enfoque preventivo debería ser privilegiado ante el desesperadamente correctivo.
Aunque este es un tema que es, literalmente, tratado con pinzas por parte de las grandes compañías aseguradoras en su lucha de poderes, hace poco menos de cuatro meses, en mayo, la OMS designó la denominación del 17 de septiembre como el Día de la Seguridad del Paciente con el fin de poner el dedo en la llaga.
Sacando a flote el impacto de los diagnósticos tardíos, la mala medicación y la precariedad de la atención hospitalaria, la OMS insiste en la prioridad de evitar, a toda costa, los errores que llevan a la tumba a cientos de pacientes.
Normas disciplinarias en Venezuela
En tanto que en Venezuela, el artículo 216 del Código de Deontología Médica específica que las faltas a la moral médica cometidas por ignorancia, negligencia, impericia o mala fe, que sean comprobadas debidamente, serán objeto de sanciones por los tribunales disciplinarios de los Colegios de Médicos y por la Federación Médica Venezolana.
Los citadas instancias podrán recomendar y tramitar la suspensión del ejercicio profesional ante los organismos competentes, sin perjuicio de las sanciones establecidas en la Ley de Ejercicio de la Medicina y en el Colegio Penal. En los casos de impericia, que por su repetición significar en ignorancia de la materia, se participará a la Universidad que confirió el título, a fin de que conozca el caso.
También en las leyes venezolanas establecen penas de prisión a quien haya obrado con negligencia o impericia en su profesión y ocasionado la muerte de alguna persona.
“El que por haber obrado con imprudencia o negligencia, o bien con impericia en su profesión, arte o industria, o por inobservancia de los reglamentos, órdenes e instrucciones, haya ocasionado la muerte de alguna persona, será castigado con prisión de seis meses a cinco años”, reza el artículo 409 del Código Penal. (Con información de EFE y Reuters)
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