Si se echa la vista atrás, se observa que la mujer ha conseguido mayor libertad estilística y ha derribado prendas y estereotipos asentados, pero esa libertad a veces no es tal, y se convierte en una tiranía de tópicos.
"Sí, hay prendas que ejercen tiranía sobre la iconografía, la apariencia y representación de la mujer", asegura el teórico de moda Román Padín Otero, quien explica que esto se plasma en los programas de 'drag queen', donde se está tratando la estética de la mujer de manera cómica.
"Todos esos elementos que utilizan -prendas ceñidas, tacones, sujetadores, pestañas postizas, etc- ejercen tiranía sobre la representación de lo que es ser mujer", añade el teórico de moda que apunta que, además, esa estética que exhiben ya ni existe.
Pero "las jóvenes no quieren saber nada de eso, eligen libremente cuál es su iconografía", asegura Otero, y recuerda que el universo 'drag', que en un principio era un espacio de liberación, sobre todo para la comunidad gay, "se ha convertido en una tiranía de tópicos de apariencia y representación femenina".
De hecho, utilizan mucho el sujetador, que nació como alternativa al corsé y que ha sido objeto de reflexión constante: ¿Bandera de la liberación femenina?, ¿Imposición estética?, ¿Cuestión de costumbre? o ¿Presión social?.
Desde que apareció, a principios del siglo pasado, se ha usado para sostener las mamas y crear un silueta más definida y elegante. Sin embargo, ahora, por convicción y comodidad, muchas mujeres optan por no volver a llevarlo.
Igual ocurre con las medias de cristal o panties. Muchas las consideran una prenda opresora. "Sin embargo, fue una modernización tremenda para el hábito femenino, imagínate qué comodidad llevar falda y no pasar frío", dice Padín Otero.
Debajo de las apariencias y la búsqueda de la comodidad, los cambios en la moda son estructurales y, también, de lo que es políticamente correcto.