Al establecer horarios se debe tener en cuenta la posible flexibilidad respecto al mismo, puesto que todo puede cambiar; pero cuando haya iniciado el año, asegúrate de delimitar las horas de tu día.
Inicia con los horarios que son más importantes, como tus horas de sueño, y procura aferrarte a estas. Poco a poco, si se cuida, se convertirá en un hábito.
También concreta tus horarios laborales y entre ese periodo enfócate en terminar todos tus deberes relacionados con el trabajo, para que no afecte en tus planes personales.
3- Haz revisiones habituales de tu agenda
Tras arrancar con la faena del año nuevo, cuando llegue el 31 de enero, ponte un recordatorio de revisar tus planes para febrero; de esta manera tendrás más consciencia de lo que has apuntado para los siguientes 30 días.
Repite el mismo procedimiento el último día de cada mes y, de ser posible, todos los domingos por la noche, para que sepas cuales son los compromisos que tienes durante los próximos siete días.
4- No te frustres si todo cambia
La vida es un eterno comenzar y recomenzar cada día, y hay que aprender a disfrutar de los avances y saber que las caídas o retrocesos son parte del proceso de mejora.
Por eso se recomienda que a la par, tengas un espacio dedicado a tus pensamientos al final del día, puede ser en otra libreta, o en la misma agenda; pero algo que puede ayudarte en tu esfuerzo por ser una persona más organizada es escribir cómo te sentiste durante tu jornada.
Anota aquí si quedaron cosas que tenías pendientes y lo que lograste realizar, también apunta si hubo muchos cambios en tu rutina y cómo te hizo sentir eso. Poner en práctica estos consejos te ayudará a reflexionar sobre cómo afrontas los cambios.