Patrimonio Cultural de Venezuela: Río y Boca de Yaracuy, municipio Silva, estado Falcón
Un pueblo de historias, leyendas, cultura y cantos, que dejan entrever en sus rostros lo vivido
País.- Desde la mirada de la radiodifusión sonora que transmite, difunde, educa y enriquece, en este recorrido turístico, natural, cultural y patrimonial, hablaré de Boca de Yaracuy, río y comunidad del municipio Silva, estado Falcón y de algunos de sus elementos asociados, declarados Bien de Interés Cultural por el Instituto del Patrimonio Cultural (IPC), según Providencia Administrativa N° 003/05 del 20-02-2005, publicada en la Gaceta Oficial N° 38.234 del 22-07-2005. Toda vez, como Portadora Patrimonial de la Nación (Gaceta Oficial N° 43.127 del 14-05-2025).
En las costas, al final del recorrido del río Yaracuy, está enclavada la atractiva comunidad Boca de Yaracuy, la cual corresponde a la parroquia Boca de Aroa, municipio Silva, estado Falcón. Cuyo poblado conserva muchas de sus casas al estilo tradicional, típicas de la zona costera, levantadas con tablas de Guano. Su gente trabajadora, dedicada a las labores del mar, amables y sinceras, su trato sencillo y afectuoso; enalteciendo sus rasgos de humildad. Con temores y alegrías, el pueblo está junto al río, el compañero fiel, esencia de su origen, convertido en cauce apacible y pulmón del poblado. Se encuentra ubicado entre los límites de Falcón, Carabobo y Yaracuy, su río sirve de línea divisoria entre estos estados, es zona contigua de la costa oriental falconiana.
En 1578, don Juan de Pimentel, levanta un croquis del golfo Triste y menciona los siguientes ríos: “Aroa, Aracoy (o Yaracuy) y Morón, el río nace en las serranías de Aroa, al norte de las montañas María Lionza, tiene un gran recorrido que desemboca en el mar Caribe, en el Golfo Triste. Pedro José De Olavarriaga, en su instrucción general y particular de la Provincia de Venezuela, en los años de 1720, y 1721, señala que el río Yaracuy empieza de un cerro llamado Sernuraco, el cual está a 30 leguas distante de su boca; este río se debe considerar muy importante a los intereses de su majestad, ya que el provecho que se puede sacar, es bastante para asistir la defensa de su costa.
En tiempos remotos fue vía principal para transportar cacao, maderas y distintos rubros, así como el contrabando que era trasladado a las Antillas. Las selvas vírgenes en las planicies del entonces eran ricas, fueron explotadas por los invasores colonialistas y la compañía Guipuzcoana, que promovió la explotación desenfrenada, tragándose bosques enteros, frondosos, en tierras bajas cercanas al río y al mar. El legendario cauce yaracuyano, es memoria, es historia, conserva su belleza a pesar de todo, aunque sus aguas no son cristalinas como en tiempos pasados, pero es el río que siempre será, es identidad cultural. A mediados del siglo pasado, y a través del río Yaracuy, se realizaba un intenso tráfico comercial entre Puerto Cabello y los pueblos de la región centro occidental. Las mercancías eran despachadas desde el Puerto hasta la Pica del Chino, pequeño embarcadero fluvial en las inmediaciones de San Felipe. Según refiere el notable científico italiano Agustín Codazzi, de la Pica del Chino, en adelante las mercancías eran transportadas en carretas y bestias de carga, para lo cual se habían construido almacenes y edificios en los caseríos de la Hoya y la pica del Chino, que conformaban junto con las viviendas de los mineros, leñadores y encargados del trasporte de la madera, una infraestructura comercial de cierta importancia.
Un pueblo de historias, leyendas, cultura y cantos, que dejan entrever en sus rostros lo vivido; muchos han salido en busca de mejores oportunidades, dejando sus raíces en este lugar que los vio nacer y crecer, sin olvidar el camino para regresar y compartir sus triunfos. Entre sus leyendas está la de El Carretón que pasaba a media noche por las calles del pueblo, espantando a los vecinos. Cuenta la historia sobre el zambo Andresote, que éste utilizó estos parajes exuberantes del río Yaracuy, como escondite para burlarse por mucho tiempo de la Real Compañía Guipuzcoana, encargada del monopolio comercial de España con Venezuela, entre los años 1732 y 1735.
El siguiente punto, trata de el naturalista y explorador alemán, Karl Ferdmad Appun, quien llegó a Venezuela a principios de 1849, durante casi 10 años coleccionó plantas y ejemplares de la fauna, principalmente de la zona de Puerto Cabello, Yaracuy, los llanos de Cojedes y el delta del Orinoco. Sus observaciones como naturalista, incluyendo sus descripciones etnográficas de los goajiros y guaraúnos, las publicó en Ausland, Globus y Petermann Mitteilungen. Él hace mención en su obra «En los Trópicos» sobre el ecosistema del río Yaracuy. «Sus selvas de galería en sus riberas, su flora y principalmente su variada fauna destacándose el Caimán de la Costa, el Mato Real, Chigüire, Venados, Araguatos, el Mono «Araña», aves de rapiña, el Garzón Soldado, las Comearas, garzas blancas entre otras».
Cabe destacar que la Sierra de Aroa se declaró como zona protegida para velar por el cuidado y conservación de las cuencas altas de los ríos Aroa y Yaracuy, que son los principales surtidores del agua que consumen sus pobladores. ¡Visitemos, preservemos, salvaguardemos/salvaguardiemos los elementos naturales, culturales y patrimoniales de Boca de Yaracuy, río y comunidad, municipio Silva, estado Falcón!.