Opinión
Carlos Raúl Hernández: Borges, Gardel y la canción del cornudo
En 1915 ya Carlos Gardel era admirado, aunque todavía interpretaba música criolla a dúo con su gran amigo José Razzano.
29 de diciembre de 2025
Opinión.- Para mi querida amiga Azucena Correa

En 1915 ya Carlos Gardel era admirado, aunque todavía interpretaba música criolla a dúo con su gran amigo José Razzano. En 1917 cantó su primer tango, Mi noche triste, que marca el comienzo del tango canción: “percanta (amante) que me amuraste (abandonaste), en lo mejor de mi vida, dejándome el alma herida y muy triste el corazón”. Aquella madrugada de diciembre, Gardel salía de Armenonville en calle Alvear, el burdel mejor cotizado por reunir las más bellas con los guapos temibles y atravesados de la noche bonaerense. Era el ambiente que el compositor Pedro Maffia retrata en su tango Ventarrón (Gardel,1933), uno de los máximos tributos al “guapo”, rey de la violencia en los bajos fondos: “Por tu fama, por tu estampa, sos el malevo mentado del hampa, sos el más taura (valiente, macho) entre todos los tauras, sos el mismo Ventarrón… quién te iguala, por tu rango, en las canyengues quebradas (tango arrabalero) del tango”.

Gardel birló la pareja a un peligroso habitué, este lo espera a la salida y le da un tiro en el pecho del que salvó el corazón por milímetros. El asesino frustrado era Alberto Guevara Linch, tío del Che Guevara. No hay nada que se ignore de los titanes de la canción popular hispanoamericana, Celia Cruz, Javier Solís, Pedro Infante, Jorge Negrete, Xiomara Alfaro, Pérez Prado, Toña la Negra, Alberto Beltrán, Benny Moré. Pero en torno al mayor de ellos, Gardel, todo está en duda. Dicen que nació en Toulouse, Francia, se llamaba Paul Jean Lasserre y sus padres fueron Joseph Lasserre y Jeanne Mane Blanc. Para otros nació en Tacuarembó, Uruguay, del romance entre un coronel, Carlos Escayola y Manuela Ventos. Y parece haber pruebas de ambas teorías, pero en 1923 se nacionalizó argentino. La conocida como su madre, Berthe Gardés, lo habría criado por encargo. No se sabe cuándo nació, salvo que fue entre 1883 y 1887.

El 24 de julio se cumplieron 90 años de su muerte en Medellín, y en 2016 surgió una nueva hipótesis sobre las causas del accidente de aviación que niega las anteriores. De acuerdo con su élan romántico, circuló que la querella por una mujer entre él y su guitarrista, Alfredo Le Pera, había terminado a tiros en la cabina dándole al piloto Ernesto Samper. Según la máquina del tiempo, este será tío abuelo del homónimo expresidente colombiano. Una versión yuxtapuesta añade que Gardel y Samper despacharon una larga carrera de whiskies en el bar del aeropuerto. Todo el mundo “curdo”, empezando por el piloto y un copiloto inexperto, intentan despegar con viento de cola, violando normas y pasó. El tango era, hasta el advenimiento de Gardel, una melodía instrumental semiclandestina que se bailaba, también hombre con hombre, en los arrabales y prostíbulos que describen sus temas.

Tal vez por eso, al máximo latin lover de Hollywood de entonces, extrañamente cuestionan su varonilidad, pese a no haber evidencias para ello. J. L. Borges en boutade postmortem, lanza una piedra al pozo, en audios grabados en 1965 pero conocidos hace apenas 10 años. Se burla de etnólogos e historiadores, y afirma que el tango fue una creación de muchachos encopetados, con lo que Borges, aun desde el más allá, sigue siendo un enfant terrible. Uno de los más conocidos sitios de tango en Buenos Aires se llama, precisamente, El niño bien. Como cualquier creación cultural, unas más, otras menos, el tango es un híbrido de la transculturación abominada por multiculturalistas que buscan el Santo Grial, la esencia de los ancestros. Desde las teorías de Sarmiento y Alberdi, Argentina estimuló enérgica y masivamente las migraciones de trabajadores calificados desde Europa.

La política inspirada por Juan Bautista Alberdi, padre de la Constitución de 1853, tuvo su centro en “desarrollar es poblar”, que confluía, dijimos, con la tesis de Sarmiento. Italianos, españoles, franceses, polacos, checos, africanos, entre otros, confluyen en el proceso de modernización para trabajar en las fábricas que proliferan en una economía expansiva, que más tarde llegó a ser la primera del mundo. Se forman barrios proletarios en las zonas portuarias del Río de la Plata. Tal invasión de hombres solos, cambió la proporción demográfica que llegó a ser hasta de ocho por cada mujer. En los “conventillos” o pensiones vivían diez o veinte trabajadores en una habitación, sumergidos en la nostalgia de su falso paraíso perdido, sus idealizadas novias y madres. Se disputaban las mismas afortunadas y escasas mujeres del barrio, que podían deshojar todas las margaritas, e imperaban rencores y altercados. Para conquistar alguna, se necesitaba ser “el más taura”, destacar y ser temido. Tristeza y violencia impotentes. A una bella que no accede, la desfigura una navaja en “Por seguidora y por fiel”, el tango que había escrito antes Caledonio Flores.

A la que dejó a alguien, plasma la sádica satisfacción al verla años después Cuesta abajo “flaca, fané, descangayada, la vi esta madrugada salir de un cabaret/ seca, tres cuartas de cogote, un mordisco en el escote, bajo la nuez…fiera venganza la del tiempo, que le hace ver de cerca lo que uno amó”. Un expresidiario arruinado reclama a su hermano exitoso el pecado de no exhibir El retrato de mamá. Este canto marginal, lumpenproletariat triunfa en París de la belle époque, EE.UU, España, Alemania, Italia y regresa a las élites rioplatenses, que ahora no lo desprecian, lo aclaman. Para la recia guitarra de la guardia vieja “yo soy el tango canción de Buenos Aires/nacida en el suburbio que hoy reina en todo el mundo”. Santos Discépolo dice que el tango “es un sentimiento triste que se baila”, y cuenta Manuel Mujica Laínez que Borges lo llama “lamento de cabrones”, cornudos.

Término africano que designa celebración, tango es también un ritmo andaluz y otro del sur de Francia. Un híbrido entre la habanera caribeña, el candomblé esclavo, la milonga, el bandoneón traído por alemanes e italianos junto con su jerga especial, el lunfardo (lombardo).

Era la fabla de los presos y las clases bajas en Lombardía, enrevesada e incompresible para despistar a los carceleros. De los gatos y milongas criollos se toma la guitarra y de Europa llegarán piano y violín cuando esa música que emerge a finales del siglo XIX se refine a partir de 1925, con la etapa llamada guardia nueva, que arranca el año que Gardel inicia su carrera de solista. La periodización del fenómeno está unida a él incluso después de muerto, hasta llegar a Astor Piazzola un innovador que despertó el tango para mantenerlo piantao.

@CarlosRaulHer
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VÍA Equipo de Redacción Notitarde
FUENTE Carlos Raúl Hernández