Opinión
Buena nueva: Al fuego o al granero
Lo mismo sugiere San Pablo cuando nos dice: “Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, les conceda vivir en perfecta armonía unos con otros, conforme al Espíritu de Cristo Jesús, para que, con un solo corazón y una sola voz alaben a Dios
6 de diciembre de 2025
Opinión.- Adviento conmemora la primera venida de Jesús, pero nos quiere preparar para la futura venida de Cristo en gloria.

El Profeta Isaías (Is 11, 1-10) hace un relato simbólico de lo que será el reinado de Cristo. Enemigos viviendo amistosamente: el lobo con el cordero, la pantera con el cabrito, el novillo con el león... y hasta un niño con la serpiente. Invitándonos a que vivamos en paz.

Lo mismo sugiere San Pablo cuando nos dice: “Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, les conceda vivir en perfecta armonía unos con otros, conforme al Espíritu de Cristo Jesús, para que, con un solo corazón y una sola voz alaben a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo” (Rom. 15, 4-6).

San Juan Bautista nos dice “Convertíos, porque está cerca el Reino de los Cielos”. El mismo llamado de Jesús y el que la Iglesia hace siempre, invitando a la conversión, al cambio de vida y a entregar nuestro corazón, nuestra vida, nuestra voluntad a Dios.

El pecado de cada uno de nosotros impide vivir en armonía, e impide la realización de ese Reino de Paz y Justicia que Cristo viene a traernos.

El llamado a la conversión después de milenios sigue vigente. San Juan Bautista nos diría lo mismo “Ya el hacha está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé fruto será cortado y arrojado al fuego... El que viene después de mí (Jesucristo, el Mesías) separará el trigo de la paja.

Guardará el trigo en su granero y quemará la paja en un fuego que no se extingue”. (Mt. 3, 1-12)

Son palabras fuertes, suenan a amenaza, pero es la realidad de cómo funcionan la Misericordia y la Justicia Divinas. El Mesías sigue presente en nosotros con su Gracia, en la Eucaristía y en los Sacramentos, en esa oración que busca a Dios para agradarlo, para entregarse a Él, para conocer su voluntad.

Eso sí: al final del mundo tenemos dos opciones: Cielo o Infierno. Con nuestra libertad podemos escoger: ¿Queremos ser “paja” arrojada al fuego o “trigo” a ser guardado en el granero del Señor?

¿Qué sucederá después del Juicio Final?

http://www.homilia.org/preguntash/qdespJuicioF.htm
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VÍA Equipo de Redacción Notitarde
FUENTE Isabel Vidal de Tenreiro