Cita con la historia: 1892, miedo y estampida
Para días como estos, de noviembre, pero de 1892 Venezuela respiraba nuevamente la paz
Opinión.- Para días como estos, de noviembre, pero de 1892 Venezuela respiraba nuevamente la paz luego de que triunfara la Revolución Legalista del general Joaquín Crespo.
Crespo se había alzado 7 meses antes contra el ilegítimo y usurpador Raimundo Andueza Palacio, que con triquiñuelas pretendía perpetuarse en el poder en una flagrante violación de la Constitución. Crespo había tomado Caracas en octubre, pero no es hasta noviembre cuando se terminan de eliminar los últimos focos de resistencia de los de Andueza.
El alzamiento de Crespo tuvo apoyo prácticamente en todo el país, era el venezolano más popular y respetado en ese momento, pero el usurpador Andueza y su camarilla corrupta tenían el control del ejército.
Durante la guerra, Crespo toma Valencia en agosto y finalmente a Caracas el 6 de octubre, pero lo interesante que queremos recordar aquí es el anterior comportamiento del presidente-usurpador Andueza Palacio y sus secuaces, sus fugas y traiciones desde junio de ese año.
Ante las continuas derrotas del ejército del gobierno, los militares presionan a Andueza para que abandone la presidencia; hay en Caracas violentas manifestaciones en contra del presidente y finalmente, ante la insostenible situación el usurpador renuncia a mediados de junio y a toda carrera baja a La Guaira y toma un barco que lo llevará a salvo a una isla del Caribe. Ha dejado encargado del gobierno a Guillermo Tell Villegas, quien invoca la paz, llamaba al diálogo y la conciliación, pero en el fondo lo que estaba haciendo era ganando tiempo y prolongando la agonía del gobierno.
El 31 de agosto, temeroso de la caída, Villegas también se fuga, abandona el país vía La Guaira, pero sin dejar siquiera a un encargado de la presidencia y acompañado de los generales Ibarra y Sarria, exjefes militares de Andueza. Los compinches del gobierno que está cayendo no pierden oportunidad para huir con las alforjas llenas.
Ante este vacío de poder, el general Luciano Mendoza, jefe del ejército del gobierno hace nombrar a un sobrino del fugado Villegas, el doctor Guillermo Tell Villegas Pulido como presidente encargado.
Pero este general Luciano Mendoza es el caso más patético de todos. Leamos a Manuel Landaeta Rosales en su biografía de Crespo: “Mendoza, espantado por los inmensos robos y tropelías que había cometido, le entra el pánico de la expiación que presentía y da entonces un ejemplo que ninguna historia militar del mundo registra: la deserción de un General en Jefe de Ejército.
Deserta dejando á los suyos entregados á discreción del vencedor, embarcándose furtivamente por el puerto de La Guaira, a donde fueron so pretexto de fortificarlo para repeler la Revolución, quedando sus tropas y compañeros de causa, sumidos en la desesperación y con el pánico más horroroso; yéndose Luciano Mendoza al extranjero á gozar del dinero arrancado á sus víctimas por la fuerza, pero llevando las maldiciones de un gran número de sus conciudadanos”.
Desertado Mendoza, que era el hombre fuerte del gobierno, Guillermo Tell Villegas Pulido pone en libertad a los presos políticos, y trata de hacer la paz con Crespo, pero su débil gobierno se convierte en una anarquía, que extorsiona a comercios y particulares para exigirles dinero “para la guerra”. A medida que avanzan los crespistas aumenta la represión, los saqueos por parte de los militares del gobierno y los ataques a las empresas y comercios de los sospechosos de ser simpatizantes de Crespo.
El 3 de octubre cerca de Boquerón se produce el último gran combate de la Legalista, siendo derrotado el gobierno. Al poco tiempo Villegas Pulido envía ante Crespo como mediador al embajador de Brasil para firmar una capitulación, y sin pérdida de tiempo toma el ferrocarril que lo lleva a La Guaira y se embarca en el primer buque que lo puede llevar a salvo, al extranjero.
Según nos cuenta Landaeta, en la Biografía de Crespo. “Ese mismo día, a las diez de la noche, entra en Caracas la vanguardia victoriosa de la Revolución Legalista, encabezada por los bravos generales Víctor Rodríguez, Pedro Vallenilla, Juan Bautista Rodríguez, Isidoro Wiedemann, Ricardo Delgado, Ramón García y Medardo Heraclio Medina …aquellas tropas se opusieron é impidieron, que el pueblo acabara con los bienes de los que por largos días habían conculcado todos los derechos de sus conciudadanos”.
@luishmedinac