Rubén Limas Telles: Economía circular y Parlamento Nacional
Nos encontramos como humanidad en un punto de inflexión ambiental y económico
Opinión.- El pasado miércoles 26 de noviembre del presente año 2025, se presentó en el orden del día de la Subcomisión de Innovación, Ciencia y Tecnología, la presentación final del informe técnico del Proyecto de Ley de Economía Circular y Gestión Integral de Recursos para el Desarrollo Sostenible, en el cual junto a los diputados Miguel Pérez Abad, Mairet Castillo y Gustavo Navas, trabajamos para su elaboración.
El proyecto en sí consta de 11 capítulos, 38 artículos y 5 disposiciones transitorias y finales. Allí dejamos para el análisis de los legisladores el impulso vital hacia la economía circular como un marco para la prosperidad sostenible.
Nos encontramos como humanidad en un punto de inflexión ambiental y económico, donde es evidente que el modelo lineal de “tomar, fabricar y desechar” ha alcanzado sus límites, manifestándose en el agotamiento de recursos, la degradación de ecosistemas vitales (como la contaminación del Lago de Maracaibo y de Valencia) y una gestión de residuos urbanos que apenas logra reciclar un 5 % de lo que se genera diariamente.
Frente a esta realidad ineludible, el Anteproyecto de Ley de Economía Circular y Gestión Integral de Recursos para el Desarrollo Sostenible no es una opción, sino un imperativo estructural y una respuesta de Estado, ojalá que al igual que otras leyes ecológicas que descansan en la Subcomisión y la propia Comisión Permanente de Educación, Salud, Ciencia, Tecnología e Innovación pueda llevarse a la plenaria para su debate y aprobación final.
Esta nueva legislación se erige como el marco jurídico e institucional para la transición progresiva hacia un modelo económico restaurativo y regenerativo. Su objetivo central es triple: promover la gestión eficiente de recursos (materiales, agua y energía); prevenir y reducir la generación de residuos y la contaminación; y fomentar la regeneración de los sistemas naturales, impulsando un crecimiento socioeconómico que vincule intrínsecamente la prosperidad con la sostenibilidad ambiental y la equidad social.
Lo medular de esta ley radica en el abandono del antiguo paradigma y la adopción de un modelo basado en tres ejes fundamentales de la Economía Circular: Eliminar los residuos y la contaminación desde la concepción del producto, a través del Ecodiseño.
Mantener los productos y materiales en uso el mayor tiempo posible, a través de la reutilización, reparación, renovación y remanufactura y finalmente regenerar los sistemas naturales.
Para lograrlo se echa mano en la ley de instrumentos regulatorios para un mercado funcional y su viabilidad económica. Utiliza un mecanismo principal que es la Responsabilidad Extendida del Productor (REP), convirtiendo a los fabricantes e importadores de productos regulados en responsables de la organización y financiación de la recolección y valorización de sus productos una vez que terminan su vida útil.
A su vez, el Ecodiseño exige que los productos incorporen consideraciones ambientales desde su concepción, como el uso de porcentajes mínimos de contenido reciclado. Esta obligación crea una demanda asegurada para los materiales reciclados. Finalmente, la clasificación de materiales recuperados como Subproducto o el fin de la Condición de Residuo proporciona la seguridad jurídica necesaria para que estos materiales se transen como productos, impulsando la creación de mercados secundarios formales.
La ley establece la creación del Órgano Nacional para la Economía Circular (ONEC). Este órgano desconcentrado (aspiramos no sea víctima del centralismo) será el rector técnico, normativo y de supervisión, con la misión de garantizar una implementación coherente y eficaz del modelo, inspirándose en las mejores prácticas internacionales.
La ley reconoce y valora el rol histórico de los “recicladores de base”, estableciendo mecanismos claros para su formalización, capacitación e integración digna en las nuevas cadenas de valor circulares, un pilar fundamental por su inclusión social y la transición justa. Además, la figura del “Sello Empresa Circular” funciona como un incentivo poderoso, otorgando acceso a beneficios fiscales, financieros y contractuales a aquellas empresas que demuestren un alto desempeño en circularidad, transformando el cumplimiento en una ventaja competitiva.
Bueno, creo que por el lapso que queda de este período parlamentario 2020 - 2025, no habrá tiempo de presentarla ante la plenaria. Pero quiero dejar constancia como diputado opositor, que fue sin duda, esta Subcomisión, la que dejó más proyectos de leyes pendientes por su aprobación. Ojalá el nuevo parlamento las retome y las lleve a final término, para el bien del pueblo venezolano
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