Opinión
Luis Heraclio Medina: Cita con la historia: El combate por Valencia: Agosto de 1892
Las tropas leales al gobierno están concentradas en la capital
12 de septiembre de 2025
Opinión.- Nuestra historia es muy rica y comprende todo nuestro pasado. Por ignorancia, o una maña en las autoridades y los educadores, apenas se enseña y mencionan como hechos históricos de importancia los 20 años transcurridos en la época de la independencia, pero en las calles, los campos y los edificios que frecuentamos ocurrieron en otros tiempos hechos importantes que merecen ser recordados. Uno de estos es el combate por Valencia, hace 133 años, en agosto de 1892, la última batalla librada en nuestra ciudad, que casi nadie recuerda.

Raimundo Andueza Palacio había sido elegido presidente en 1890, y su período de dos años finalizaba a principios de 1892, pero con maniobras fraudulentas trató de modificar la constitución para quedarse en el poder. Ante esta violación a la constitución, el caudillo más importante del país, el general Joaquín Crespo, desde su hato “El Totumo”, en el llano, se alza en armas contra el gobierno de Andueza en la llamada “Revolución Legalista”. Era el 20 de febrero de 1892 (lo de legalista es porque su bandera era restituir el orden constitucional, violentado por el continuismo de Andueza). Crespo logra que sus seguidores, a lo largo y ancho del país, se alcen en armas.

Rápidamente la revolución se extiende por toda Venezuela con combates de diversa magnitud. La guerra se hace larga, con victorias y derrotas de bando y bando. En junio, el ejército de Crespo trata de tomar la capital. A las afueras de Caracas ocurre la batalla de “La Cortada del Guayabo”, donde las tropas del gobierno ofrecen una obstinada resistencia y obligan a los legalistas a retroceder.

El enorme ejército de Crespo, de unos diez mil soldados, retromarcha y avanza por Aragua sin mayor resistencia. Crespo quiere tomar primero Valencia y Puerto Cabello, para luego volver sobre Caracas.

Las tropas leales al gobierno están concentradas en la capital. En Valencia apenas queda un destacamento de unos 500 hombres comandados por el general Jesús María Lugo, jefe de la guarnición. La diferencia es de uno contra veinte.

A mediados de agosto, los leales al gobierno se hacen fuertes en los edificios más sólidos del centro de la ciudad: el cuartel Anzoátegui, en la calle Libertad, diagonal al Teatro Municipal, la cárcel, en la misma calle, el edificio del Colegio Federal, lo que nosotros conocimos como Facultad de Derecho, por la calle Colombia, y el propio Teatro Municipal, a su lado. Sus gruesas paredes pueden cubrir a los defensores de los tiros de los atacantes y desde sus alturas pueden hacer fuego contra los sitiadores. Estos edificios, junto con las iglesias, eran las construcciones más altas de la ciudad.

Las fuerzas legalistas rodean a los continuistas por los cuatro costados y, luego de un intenso combate, ya el 18 todo ha terminado. Se ha combatido por todas las calles de la ciudad, causando la angustia de los vecinos. Nos han quedado testimonios fotográficos de aquellos combates donde podemos ver las trincheras en la Calle Urdaneta y las tropas en la Plaza Bolívar. Miles de tiros se han hecho contra los defensores. Paredes y techos del edificio del Colegio y del Teatro Municipal presentan agujeros y destrozos. 

Muchas de las pinturas de Herrera Toro en el plafond del teatro resultaron tiroteadas, por lo que hubo que restaurarlas. Caen presos los jefes del ejército del gobierno: Jesús María Lugo, Hermógenes López, Narciso Rangel, Sanfrona, José Ignacio Pinto, que son confinados en la Cárcel Pública de Valencia, que quedaba donde hoy se encuentra la Biblioteca Pública del estado “Manuel Feo La Cruz”.

Inevitablemente, vienen los saqueos en contra de las propiedades de los jefes continuistas. La casa del Gral. Lugo, ubicada en el cruce de la calle Constitución con Libertad, fue totalmente saqueada y destruida y las casas de los otros jefes continuistas fueron convertidas en improvisados cuarteles.
Pero de lo malo, a veces, llegan cosas buenas. 

El doctor Alejo Zuloaga, director del Colegio Federal de Valencia, al ver su amado colegio totalmente destruido por la guerra, le reclamó al general Crespo por la terrible pérdida causada por la revolución. Joaquín Crespo reparará con creces los daños con un gran regalo para Valencia: tres meses después de la batalla, Crespo firmará el decreto que erige en Universidad de Valencia el antiguo Colegio Federal. Desde entonces tenemos universidad.

@luishmedinac
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VÍA Equipo de Redacción Notitarde
FUENTE Luis Heraclio Medina