Luis Heraclio Medina: Juana Solórzano, la viuda de Negro Primero
Juana Solórzano vivía en la pobreza como tantas viudas y huérfanos de la independencia
Opinión.- Recientemente mi buen amigo el cronista, historiador e investigador tocuyitano Ulises Dalmau me hizo llegar un legajo importantísimo: el expediente incoado por Juana Andrea Solórzano, viuda del teniente Pedro Camejo “Negro Primero” para solicitar los beneficios que le correspondían como heredera del prócer de acuerdo a la ley; es decir, el “montepío militar”.
Este es uno de esos documentos que nos hace ver el aspecto humano de la historia, muchas veces dejado de lado, cuando se le da importancia solo a los grandes eventos, significativas batallas o sucesos trascendentales, ¿pero es que acaso la historia no es el análisis de la vida de los seres humanos? Miles de familias habían quedado arruinadas, miles de viudas y miles de huérfanos y lisiados, un aspecto que poco vemos en la historiografía.
Juana Solórzano vivía en la pobreza como tantas viudas y huérfanos de la independencia, cuando —veinticuatro años después de la muerte de “Negro Primero”— inicia los trámites para obtener una pensión que le permita vivir con alguna dignidad.
El 27 de mayo de 1845, tiempo en que el Gral. Carlos Soublette era el Presidente de la República, el Congreso aprueba la Ley que establece el montepío militar, cuyo fondo se formará de retenciones hechas a militares y empleados del Ejército y la Marina, con parte del producto de canonjías y curatos, descuentos hechos de las dietas de senadores, diputados y diputados provinciales y también con cantidades provenientes de multas.
De ese fondo se pagarían las pensiones a las viudas, hijos o madres de militares muertos, en proporción a su rango. La decisión afectaba al gremio más numeroso y poderoso de entonces. El 5 de junio siguiente se instaló la Junta Directiva y el 20 del mismo mes el presidente Soublette reglamentó la ley, cuya instrumentación aumentó significativamente el gasto público.
El primer documento que encontramos en el expediente es una constancia suscrita por el Gral. José Antonio Páez, en 1846 donde deja constancia de que Pedro Camejo se incorporó a las fuerzas desde 1816 hasta la fecha de su muerte en 1821. Nos da cuenta Páez de que Camejo inició sus servicios como soldado raso y que llegó a ascender hasta teniente de caballería por su valor sobresaliente. Aclara que la causa de la muerte de Camejo fue por arma de fuego.
En otro folio del expediente Juana declara ser “pobre de solemnidad” y que sobrevive trabajando como cocinera y lavandera. Juana era analfabeta y no podía firmar, de lo que se dejó la debida constancia. Los testigos promovidos por Juana dejan constancia de que lo que ella afirma es cierto.
Surgió un obstáculo para Juana en el transcurso del proceso: No pudo demostrar su matrimonio con Pedro Camejo. El cura de San Fernando no encontró en la iglesia el acta de matrimonio, pero afortunadamente declaró que muchas de las actas matrimoniales de San Juan de Payara habían sido destruidas.
Finalmente, el 29 de marzo de 1847, la Junta de Montepío expidió “Cédula con pensión de teniente” a favor de Juana Andrea Solórzano, viuda de Negro Primero, por un monto de diez pesos mensuales.
En aquel país devastado por más de diez años de guerra, todos eran pobres. Entre otros solicitantes de la pensión del montepío encontramos a Luisa Cáceres, viuda del general en jefe Juan B. Arismendi; Isabel María Piar, hija del general en jefe Manuel Carlos Piar; Dolores Vargas, viuda del general en jefe Rafael Urdaneta; Calixta Anzoátegui, hija del general de división José Antonio Anzoátegui; María de Jesús Rodil, viuda del general de división Tomás de Heres; Vicenta Iriarte, viuda del general de división Lino de Clemente; Josefa Manuela Cova, viuda del general de brigada Agustín Armario; Ana Josefa Negrete, viuda del coronel Juan José Valdés; Jacinta Villapol, hija del coronel Manuel Villapol, heroico militar nacido en España, muerto luchando por la independencia, así como Martina Picón, viuda del coronel Vicente Campo Elías. No nos cabe el espacio para nombrar a todos. Muchos que sobrevivieron obtuvieron pensión por invalidez, allí vemos a los generales José María Carreño, José Manuel Olivares, Juan Pablo Ayala Francisco de P. Alcántara, o el coronel Carlos Castelli.
@luishmedicac