Opinión
Opinión: Los dos días más importantes de la vida
Arnaldo Rojas
5 de julio de 2025
Opinión.- Si sabemos por qué vivimos, sabremos para qué nos esforzamos. Así de simple. Y la vida, inevitablemente, requiere de esfuerzos. Por eso, decía el gran escritor estadounidense, Mark Twain, “los dos días más importantes de tu vida son el día en que naces y el día en que descubres por qué”.

El propósito es lo que da sentido a nuestra vida. Nos ayuda a entender por qué hacemos lo que hacemos. Aporta coherencia y dirección a nuestra existencia, especialmente en momentos complicados. Ya lo decía Viktor Frankl, sobreviviente de los campos de concentracion nazi y autor de “El hombre en busca del sentido”. El sentido es una necesidad humana básica, tan vital como el alimento o la respiración.

Y es que el propósito no solo nos ayuda a saber cuál camino debemos tomar, sino que funciona como la fuerza en sí misma que nos pone en movimiento, que nos ayuda a superar obstáculos. Cuando tenemos una razón profunda para actuar, somos capaces de afrontar el estrés, el dolor o el fracaso sin perder el rumbo.

De hecho, las personas con un propósito claro tienden a tener niveles más bajos de ansiedad y depresión, porque este sentido de dirección actúa como ancla psicológica, permitiendo que las dificultades no se perciban como dañinas o inútiles, sino como parte de un camino que nos lleva hacia alguna parte.

Los beneficios de tener un propósito quedan claros. Pero, ¿Cómo encontrarlo? ¿Cómo llegar a ese segundo día en el que, como dice Mark Twain, descubrimos por qué hemos nacido? El único camino, nos indican la psicología y la filosofía, es por medio del autoconocimiento.

Solo descubriendo quiénes somos, qué nos motiva, cuáles son nuestros talentos y cuáles nuestros defectos, podemos encontrar ese sentido que nos oriente y nos ubique. En este sentido, en la magnífica novela “Las ciudades Invisibles” de Italo Calvino, encontramos una reflexión orientadora:

“El infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, es aquel que existe ya aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo: La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle espacio”. 
Sigue la información minuto a minuto en nuestro Telegram Instagram Facebook Twitter ¡La noticia en tus manos!
VÍA NT
FUENTE Editoría de Notitarde