Opinión
Luis Vargas Pizzolante: El sólido liderazgo, el insustituible partido político y la Nueva Era
El moderno Estado que se acerca sentará las bases para la construcción de la sociedad que anhelamos y queremos desde el punto de vista cultural e institucional
2 de julio de 2025
Opinión.- El blindado liderazgo. No se trata de convocar a la repetida retórica, no se trata de exhibir una estridente arenga, ni alguna extraviada consigna ya que no se trata de proclamar, de manera efusiva, que hay la necesidad de acercar el poder al pueblo o, en una suerte de maniobra verbal, alegar el escenario de compartirlo. La nueva realidad, el novedoso escenario es que las diferentes instancias gubernamentales se tendrán que someter a la voz sabia del común, será un nuevo sendero donde caminaremos bajo el seguro e incuestionable tutelaje del soberano, protagonista exclusivo en este fascinante proceso de consolidar la venerada patria. Ha llegado la hora de la directa participación del pueblo en cada una de las tomas de decisiones, es involucrarlo en la recta planificación, en la honesta gestión y que se convierta en el calificado arquitecto de su propio futuro y porvenir, con ágiles propuestas que sirvan de insustituible soporte a cada uno de los gobiernos regionales y locales, para acometer el fin y objetivo supremo que no puede ser otro que la optimización de la calidad de vida del ciudadano, a través de la rauda respuesta a sus válidas exigencias y reclamos.

El indiscutible liderazgo del nuevo estado, de la nueva era lo ejerce, de manera indiscutible, nuestro presidente Nicolás Maduro, quien ha redactado una proclama que se extiende, de manera dinámica, a lo largo y ancho de este venerado territorio nacional. El presidente nos ha relatado, de manera cristalina, la imperiosa necesidad de confeccionar un novedoso sistema de gobierno popular. Es la reformulación del ideal y mensaje revolucionario. Es abrir las puertas a lo nuevo con la insoslayable vocación de erradicar y proscribir cualquier obstáculo que ostente la roída vestimenta de la burocracia, la corrupción que se enquistó en la conformación y funcionamiento del viejo estado.

Nuestro presidente y líder, con serenidad y firmeza, se dio cuenta de que había llegado el momento de implantar para siempre el poder comunal en Venezuela; es decir, que la gente pueda ensayar fórmulas de autogobierno y tomar decisiones sobre sus asuntos.

El presidente Maduro, siempre acompañado de la inusitada fuerza y confianza de todo un pueblo, impulsa -de manera acelerada- la transferencia del poder local y regional a los circuitos comunales, para que actúen como espacios de coordinación, planificación y ejecución de cualquier iniciativa para la segura obtención del aguardado resultado.

El medular PSUV. No existe, no logramos ubicar un partido democrático en nuestro hemisferio con mayor capacidad de organización y movilización que el Partido Socialista Unido de Venezuela. Su accionar se ha convertido en referencia y modelo, porque nunca ha dejado espacio para la duda. Cada uno de los sectores que cohabitan en el escenario político de nuestro país, incluyendo la descalificada oposición extremista de Venezuela, ha llegado a reconocer el enorme poder de convocatoria de la primera expresión política del país. Sin embargo, más allá de su gran influencia como impecable organización partidista, le ha otorgado su justa participación de un voluntariado que siempre acompaña cada una de las instrucciones, cada una de sus prácticas. Basta asistir a sus multitudinarios eventos y masivos actos para encontrarnos con el fervor, estímulo y compromiso de todo un pueblo que acató el llamado para su insustituible participación. Esa inmensa estructura que constituye el PSUV, junto al indiscutible liderazgo del presidente Maduro, está a punto de cerrar el inédito círculo como lo representa la victoria presidencial, la victoria en la Asamblea Nacional, la victoria en las gobernaciones y consejos legislativos y, con toda seguridad, la categórica victoria en las instancias municipales, donde convergen alcaldías y cámaras municipales. La concreción de esas invaluables conquistas le ha proporcionado al gobierno bolivariano, al irreversible proceso revolucionario, la más importante herramienta que es la base popular, para concretar uno de los más icónicos y emblemáticos proyectos como lo encarna el estado comunal, la entrega formal del poder al pueblo organizado a través de las vías más expeditas, como los infalibles circuitos comunales.

La Nueva Era. Mucho antes de presentar, para su aprobación, a nuestra soberana el trascendental proyecto de reforma constitucional que decantará con la consulta al protagonista pueblo a través de un referendo nacional, los gobernadores y alcaldes estaban en plena sintonía con el estado nuevo, y apegados a la Ley Orgánica de las Comunas ensayaban una gestión bajo la tutela del poder popular, sin obstaculizar los espacios protagónicos de los circuitos comunales.

El moderno Estado que se acerca sentará las bases para la construcción de la sociedad que anhelamos y queremos desde el punto de vista cultural e institucional; se erige como un sistema de gobierno comunal que tendrá la máxima responsabilidad de manejar ingentes recursos directos para la ejecución de proyectos, que mejorarán la calidad de vida de los ciudadanos.

La visión del nuevo Estado implica que las comunidades gestionarán sus problemas cotidianos, sin la intermediación de estructuras políticas tradicionales. El presidente Nicolás Maduro, gran promotor de este nuevo Estado garantiza que este proyecto dejará de ser una aspiración para convertirse en la realidad de la nueva Venezuela.

Luis Vargas Pizzolante
Profesor universitario
Analista político

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VÍA NT
FUENTE Luis Vargas Pizzolante