Opinión
Agustín Albornoz S: ¿Dónde nos ubicaremos?
Aquí dos ejemplos de cómo vencer al mal, el verdadero, con el bien, el verdadero también
26 de mayo de 2025
Opinión.- En el artículo “Todo el bien que podamos” dijimos: Desde hace años ha circulado la idea en la sociedad… de que no hay valores absolutos…que todo es relativo, lo cual a su vez nos ha llevado (a veces de forma encubierta) a conceptos como que…tanto el bien como el mal… ¡dependen de la opinión de cada persona! También dijimos: “La solución real nos las da el apóstol Pablo en Romanos 12-21: Nunca dejes que el mal te domine; en cambio, vence el mal con el bien”. Ambas descripciones nos muestran que muchas situaciones actuales se están complicando cada vez más, y debido a ello algunas personas, consciente o inconscientemente (cada uno tendría que revisar su grado de conciencia al respecto) están eligiendo ¡atacar un mal que no es tal, o defendiendo un bien que tampoco es tal! En especial cuando la realidad es que en un mundo conflictivo en distintos ámbitos cada uno de nosotros, de acuerdo a nuestras decisiones, actitudes y acciones, vamos a estar ubicándonos, queramos o no, en uno de dos lugares: 1. El de ser parte real de las soluciones verdaderas; 2. O ser parte real de los problemas que estamos teniendo que, de paso, al no estar solucionándose se irán agravando en el tiempo.

Aquí dos ejemplos de cómo vencer al mal, el verdadero, con el bien, el verdadero también:

1. Una vez leí las siguientes frases:

Una palabra irresponsable: puede encender discordias.
Una palabra cruel: puede arruinar una vida.
Una palabra de resentimiento: puede causar odio.
Una palabra atroz: puede herir o matar.
Una palabra amable: puede suavizar las cosas.
Una palabra alegre: puede iluminar el día.
Una palabra oportuna: puede aliviar la carga.
Una palabra de amor: puede sanar y dar felicidad.

Como cada ser humano expresamos palabras continuamente, tanto privada como públicamente, esta lista sencilla (que incluso podría ampliarse un poco más), nos muestra que en el momento que nuestras palabras sean del tipo descrito en las cuatro primeras líneas estaremos siendo parte de algún problema (por ejemplo, de estar sembrando odio, resentimiento, rencillas); y cuando nuestras palabras sean de las del tipo en las cuatro últimas, estaremos siendo parte de las soluciones (ejemplo con palabras que sanan, que alegran, que animan).

Y aquí va ocurrir algo muy interesante: que el bien y el mal aumentan a un interés compuesto. Esto significa que, por ejemplo, si yo hago mal o solo critico a alguien y lo sigo haciendo, cada vez lo voy a hacer más y más. Igual si hago bien o soy amable con alguien y lo sigo haciendo, cada vez lo voy a hacer más y más.

2. Por otro lado, no siempre podremos controlar nuestras circunstancias; es más, usualmente no podremos. Y, en definitiva, no siempre podremos controlar cómo nos sentimos. Pero lo que sí podremos controlar es lo que pensamos, es algo que siempre estamos eligiendo cada vez que lo hacemos. Y aquí tendríamos otro aporte para el grupo del bien y de las soluciones reales: si cambiamos nuestra manera de pensar, eso nos va a llevar a cambiar lo que vamos a sentir, lo cual -a su vez- nos conducirá a cambiar nuestra forma de actuar. Y podríamos hacer todo esto para promover el bien cada vez.

Seguiremos hablando sobre este tema, vital en estos tiempos.

@viviendovalores
Sigue la información minuto a minuto en nuestro Telegram Instagram Facebook Twitter ¡La noticia en tus manos!
VÍA Equipo de Redacción Notitarde
FUENTE Agustín Albornoz S