Día del Libro José Heriberto López: Un prolífico escritor carabobeño casi desconocido
Fue autor de inumerables documentos políticos en su lucha contra la dictadura de Juan Vicente Gómez
Opinión.- En estos días se celebró el Día del Libro. Recordaron a Cervantes, Shakespeare, y a otros, pero hay muchos valores nuestros que permanecen casi que en el olvido y que debemos rescatar: Hoy vamos a recordar a uno de los escritores carabobeños más prolíficos: el montalbanero José Heriberto López. Nacido en la década de 1870, fue un escritor que con su pluma incursionó en los más variados temas, escribiendo artículos periodísticos, ensayos, novelas, cuentos e incluso obras de teatro, casi siempre en torno al tema político, lo que más de una vez le trajo peligros e inconvenientes. En 1908, perseguido por la dictadura de Cipriano Castro, inicia su largo exilio. Se embarca para Europa, y en Francia adelanta sus estudios de derecho y comienza a escribir incursionando en el periodismo, hasta que estalla la primera guerra mundial por lo que regresa a América, alternando entre Estados Unidos y Cuba, donde comienza a publicar sus obras, de diversos estilos (ensayos, novelas, obras teatrales) y con temas que van desde lo histórico a lo político, y hasta el mundo sobrenatural, desde una óptica de excepticismo científico.
En cuanto a su actividad política, en Estados Unidos, junto a su hermano Eudoro tiene una febril actividad fundando en 1918 la “Unión Patriótica Venezolana” que preparaba una invasión a Venezuela para derrocar al tirano. Allí es editor del órgano de los conspiradores, el periódico “Unión Patriótica”, donde también escribieron Ramón Muñoz Tébar y los hermanos Horacio y Oscar Blanco Fombona.
En La Habana escribe en varias revistas, entre ellas “Bohemia”, y publica sus primeros libros: “Cuentos de Acero”, denunciada por los agentes de Gómez en todo el Caribe; “La Víctima”; “Senderos de Luz y Sombra”; “Alma Francesa”; “Por los Caminos del Misterio”; “Al Margen de un Libro”; “Guasábara”; “La Vorágine del Amor”; “Tragedia de Lobos”.
De la autoría del tío-bisabuelo José Heriberto tenemos en nuestra biblioteca dos libros: “Por los caminos del misterio. Ocultismo y Espiritismo”, un volumen de más de 400 páginas escrito en 1926, aquellos tiempos en los que aparecían nuevas tendencias del pensamiento y se hacían descubrimientos fabulosos, como la tumba de Tutankamon, las exóticas culturas de oriente, con sus youguis y fakires, el sonambulismo, los rayos X, el hipnotismo y el magnetismo, las regresiones, la telepatía, los espiritismos, los ectoplasmas, materializaciones y apariciones, etc. Todo lo cual es tratado sin fanatismos y con buena dosis de dudas científicas.
También tenemos su principal obra: “Veinte años sin Patria”, su libro más conocido, un ícono del exilio antigomecista, citada entre otros por José Rafael Pocaterra en sus “Memorias de un Venezolano de la Decadencia”, por Rufino Blanco Fombona en “Ensayos Históricos” y por Carrera Damas en “El Culto a Bolívar”.
Fue autor de inumerables documentos políticos en su lucha contra la dictadura de Juan Vicente Gómez, citados por Ramón J. Velásquez en su prólogo a “La oposición a la dictadura gomecista. Liberales y nacionalistas”.
En 1929 en La Habana, a pocos días de estrenarse una obra de teatro suya de crítica política, averigua que los esbirros de la dictadura cubana de Gerardo Machado lo buscaban. Ante la ola de asesinatos políticos ocurrida en esos días en Cuba, rápidamente toma un barco hacia Nueva York para iniciar una nueva etapa de su exilio. Allí escribe “Muchachita Loca”, y “Veinte Años Sin Patria”.
Al tiempo de morir Gómez, José Heriberto López regresó a Valencia y murió casi septuagenario en esta ciudad, en 1942. Dejó una veintena de libros publicados y centenares de artículos y discursos.
Sus obras se encuentran desde la Biblioteca Nacional de Venezuela, hasta la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos de América, y en la Biblioteca de la Universidad central del Este de República Dominicana.
Uno de esos valores carabobeños que no debemos dejar que caigan en el olvido.