Opinión
Arnaldo Rojas: Las infecciones nos envejecen
recientemente se ha demostrado que las personas que han estado más graves debido al covid-19 presentan un acortamiento de sus telómeros
10 de febrero de 2024
Opinión.- Cada vez que contraemos una infección, nuestro sistema inmunológico nos defiende (algunas veces necesita apoyo farmacológico) de hasta que logramos superarla. Pero no solo terminamos algo golpeados sino, sobre todo, más viejos.

Las últimas investigaciones sugieren que la edad biológica puede ser mucho mayor que la natural en personas que han contraído múltiples infecciones virales o que han sido afectadas por una infección crónica.

En estos casos, no es raro que una persona con una edad cronológica de 40 años tenga un sistema inmunológico correspondiente al de alguien de 60, lo que puede impactar profundamente en su calidad de vida y en el funcionamiento de su sistema inmune.

¿A qué se debe? ¿Cómo puede hacernos envejecer un virus? Para entenderlo, hay que empezar recordando que la información genética que heredamos de nuestros padres está guardada en nuestros cromosomas. 

Es decir, en estructuras de ADN superempaquetadas con cuatro brazos colocados en forma de X. Y, para mantener estable este armazón de ADN, los cromosomas necesitan unas estructuras en sus extremos que funcionan a manera de cascos protectores, denominados telómeros.

La palabra telómero, de origen griego, significa "parte final". Su función es impedir que los cromosomas se rompan o se dañen, ya que son más débiles en los extremos. Es como si los cromosomas estuvieran hechos de lana: sin esos cascos protectores, correrían el riesgo de deshilacharse y deshacerse.

En cierto modo, los telómeros actúan como reloies celulares capaces de medir cuántas veces puede dividirse una célula.

De hecho, lo normal es que las personas de mayor edad tengan los telómeros más desgastados que los más jóvenes. Sin embargo, los telómeros no solo se acortan debido a la edad, sino que también influyen otros factores como la etnia, el sexo, el estrés, la dieta y la exposición a determinadas enfermedades.

Cuando las células del sistema inmunológico entran en contacto con un microorganismo dañino, se inicia un proceso de división y expansión masiva hasta formar una población numerosa suficiente para destruir al invasor.

Eso quiere decir que cada proceso infeccioso da lugar a un ciclo de divisiones masivas de células inmunes, con el consiguiente desgaste de sus telómeros. Cuantas más infecciones enfrentamos en nuestra vida, más se acortan los telómeros de las células que nos defiende y más envejece nuestro sistema inmunológico. 

Estudios con personas infectadas con virus como el VIH, el virus de Epstein-Barr (que produce la mononucleosis) y el virus de la hepatitis C, entre otros, han demostrado un acortamiento de los telómeros del sistema inmunológico.

Además, recientemente se ha demostrado que las personas que han estado más graves debido al covid-19 presentan un acortamiento de sus telómeros.

De ahí que, como señalábamos al principio, la edad biológica pueda ser mucho mayor que la edad natural en personas que han contraído múltiples infecciones o que se enfrentan a una infección crónica.

Esta interrelación entre infecciones y envejecimiento, a través del desgaste de telómeros, es motivo de investigaciones más profundas para intentar anticiparnos y diseñar estrategias que disminuyan su desgaste.

Mientras la ciencia avanza hacia esas estrategias, lo recomendable es consumir frecuentemente alimentos con propiedades antioxidantes que protegen las células del envejecimiento inmunológico, tales como frutas (auyama, aguacate, coliflor, brócoli, zanaho-ria), verduras, granos, leguminosas y semillas.
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VÍA NT
FUENTE Arnaldo Rojas