Al observar los disfraces y los objetos de Halloween, uno puede darse cuenta de lo feos que son y de que representan cosas malas: imágenes ensangrentadas, brujas, hechiceras, cadáveres andantes, vampiros y cuanta cosa desagradable que puedan inventar. La idea es realzar todo lo feo y lo malo, porque se está celebrando la maldad misma, la muerte, las tinieblas, el miedo, lo feo y monstruoso, el Diablo mismo y todo lo opuesto a Dios.
¿Qué enseñanza es para los niños permitirles participar en las actividades de Halloween? No es de extrañar entonces que cuando jóvenes acudan a brujos, espiritistas, satanistas y a tantas actividades ocultistas prohibidas por Dios.
Dijo el conocido exorcista de Roma el Padre Gabriele Amorth que festejar Halloween es adorar al Diablo aunque sea una noche. De allí la proliferación de “niños insomnes, vándalos agitados y jóvenes obsesionados y deprimidos, suicidas potenciales.”
No celebremos la muerte y la maldad. Celebremos la Vida y la Verdad, que es Jesucristo.
Guía al mundo de Halloween
http://buenanueva.net/halloween/index.html