Opinión
Cápsulas históricas: Un yaracuyano contra los japoneses
Al terminar la guerra, el criollo volvió a Estados Unidos como héroe de guerra
4 de noviembre de 2023
Opinión.- Manuel Prince Veroes nació en Aroa, Yaracuy, el 16 de junio de 1914. Cuando cumplió los 13 años de edad se fue a vivir a Nueva York con un hermano mayor que lo invitó. En la gran manzana aprendió primero el idioma, posteriormente de mecánica para reparar los famosos taxis Yellow Cabs y hasta llego a ser gerente de un estacionamiento. Por allá entre finales de los años veinte y los treinta, Manuel tenía un amplio grupo de amigos latinoamericanos, mayormente puertorriqueños y mexicanos. El 7 de diciembre de 1941 su vida cambio: Estados Unidos le declaraba la guerra a Japón luego del ataque a Pearl Harbor.

Manuel fue enrolado según la ley que obligaba a residentes con más de tres años a luchar por ese país.

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Fue asignado al Batallón 182 de la División 23 del Ejército norteamericano, mejor conocida como AmeriCal. Esta unidad fue activada en Nueva Caledonia en mayo de 1942, se reconocía por su blasón azul con las estrellas de la cruz del sur y cuando entró Manuel, estaba formada principalmente por latinos. A finales de ese año tomó el largo viaje en los barcos de transporte de las U.S. Navy hacia las islas que ocupaba Japón. Fue en octubre de ese año cuando entró al combate real en Guadalcanal en la desembocadura del río Matanikau.

Los primeros en desembarcar fueron jóvenes marines de 18 años. Prince contaba los 28 años y a su división se les ordeno bajar en la segunda oleada. Cuando subió la playa vio la mayoría de los cadáveres de los marines sobre la arena y otros flotando en la orilla. El refuerzo que dio su regimiento a los marines les permitió a los estadounidenses tomar el monte Austen en enero de 1943 y consolidar el Campo Henderson que era la base aérea para los primeros ataques contra Japón.

Estuvo rodando por todo el frente del Pacífico durante 3 años donde ganó medallas por su valor en batalla. En 1945, cuando Japón firma su rendición incondicional ante los aliados vuelve a los Estados Unidos como héroe de guerra. En 1946 regresó a Venezuela con una pensión del gobierno norteamericano, en Barquisimeto montó un taller de reparación de vehículos que lo mantuvo activo hasta su muerte en 2003.
Cuando le preguntaron en una entrevista: ¿cuántos japoneses mató?, su respuesta fue "no me alcanzan los dedos para contarlos".
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VÍA NT
FUENTE Francisco Pérez Alviárez