Opinión
César Burguera: Las necesarias UPPAZ y una bondadosa sugerencia
Nuevamente el PSUV levantaba su categórica voz para salir en defensa de los supremos y máximos intereses de esta patria
30 de octubre de 2023
Opinión.- La imponente conformación. El pasado viernes, a meridianas horas, Carabobo, ese mismo que nunca se rinde, se convertía en fiel reflejo de la indómita vocación de todo un pueblo en la impostergable misión de asegurar el tránsito del proceso revolucionario y resguardar la vigencia del perenne legado. Es deber y compromiso, es futuro y porvenir. El gimnasio “Teodoro Gubaira” nuevamente se observaba rebasado, su amplio recinto era colmado por las diferentes instancias de esa consecuente, leal estructura política de la principal expresión partidista del país, es decir nuevamente el PSUV levantaba su categórica voz para salir en defensa de los supremos y máximos intereses de esta patria. Las zonas aledañas al emblemático espacio deportivo, se exhibían abarrotadas y servían de ágil receptáculo para la incontable militancia, que provenían de los 14 municipios de esta histórica entidad federal. El objetivo medular de la formal cita, la ineludible convocatoria se expresaba en la conformación de las “UNIDADES POPULARES PARA LA PAZ” (UPPAZ), que bajo las estrictas instrucciones del presidente Nicolás Maduro, se convertirán en el blindado alegato para hacerle frente a la reiterada y terca inclinación de un descubierto sector que pretenden, de manera estéril, implementar la violencia con la irracional intención de volver a socavar la tranquilidad en nuestro país. En el multitudinario acto se daban puntual cita importantes figuras y referencias partidistas, de manera conjunta aparecían Diosdado Cabello, vicepresidente del PSUV, icónica figura e incansable defensor de los firmes postulados, las irrenunciables causas que diariamente fortalecen y nutren el indetenible proceso revolucionario. Al lado de Diosdado se encontraba Rafael Lacava como jefe político de la región, con ese consolidado y probado liderazgo que se extiende, de rauda manera, por cada uno de los espacios del territorio carabobeño. Diosdado Cabello en un encendido discurso, con su característica retórica llegaba a recordar “La revolución bolivariana ha aprendido durante estos 23 años y está preparada en caso de que la oposición pretenda volver a desestabilizar el país. Cuando ellos van, ya nosotros venimos y cuando ellos crean que nos van a sorprender, los sorprendidos serán ellos, cuando ellos crean que nosotros nos vamos a rendir, nosotros iremos con mayor fuerza y compromiso, se lo debemos a esta patria”. Mientras un emocionado Rafael Lacava se dirigía a la multiplicada concurrencia y expresaba enfáticamente “A todos aquellos que quieran intentar volver al pasado y a la violencia, les recordamos que nosotros ya los hemos derrotado, el pueblo de Carabobo, como todo el pueblo de Venezuela, quiere paz, el pueblo de Carabobo dice ¡basta! y desde Carabobo vamos a estar al frente de nuestras responsabilidades”. Diosdado y Lacava colocaban, con los brazos en alto, definitiva rúbrica a la conformación de las invencibles UPPAZ y el deportivo recinto adquiría el exacto sentido o condición de haber sido sede de un evento histórico y trascendental. En el ambiente retumbaba la imperecedera consigna “No volverán”.




La bondadosa recomendación

En una suerte de abierta contradicción, ese mismo viernes, casualmente a la misma hora, se desarrollaba en los espacios del Colegio de Abogados de la región, hoy inaceptablemente prostituidos por los caprichos y aspiraciones de su atolondrado presidente, la juramentación del comando de campaña de la inhabilitada candidata que resultara favorecida en un fraudulento y cuestionado proceso primario. Solo llegaron a acudir una veintena de personas que no podían proporcionar crédito a la menguada concurrencia que contrastaba con el encendido fervor y desbordante emoción que a tan solo kilómetros se desarrollaba en la conformación, por parte del PSUV con Diosdado Cabello y Rafael Lacava, de las dinámicas UPPAZ. Largos rostros develaban la inocultable frustración. Los angustiados cuerpos de los coordinadores regionales sudaban profusamente ante el rotundo fracaso. Todos evitaban ser los voceros, ante los medios de comunicación, del verdadero desastre. Las miradas perdidas buscaban la súbita aparición de algún invitado, pero todo resultaba en vano. El presidente del gremio se escondía en su despacho para no ser captado en la deprimente gráfica. Sin embargo la gravedad no fue precisamente el fallido juramento del mermado comando, sino que se obtuvo, a través de un elevado dirigente gremial, la privilegiada información de que el día anterior se había llevado a cabo una nocturna reunión ultrajando los espacios del Instituto de Estudios Jurídicos del gremio abogadil y donde se encontraban, con la oscuridad como fiel cómplice, algunos envalentonados miembros de la Junta Regional de Primarias, así como también algún irreverente columnista acompañado siempre de su maltrecha ortografía. La oscura velada fue dirigida por el aturdido presidente, donde asumió, sin reservas, la condición de principal promotor de algunas actividades que pretenden ejercer. Un iracundo Pimentel llegaba a exclamar de manera estridente y altisonante que comprometía severamente el tranquilo curso de aquella serena noche “No podemos aguardar un año para la realización del proceso electoral presidencial, es necesario retomar la violencia y el arrebato como instrumento político, pongo al servicio la sede de este gremio no solo para establecer las diferentes estrategias, sino como zona de aliviadero y resguardo por los actos de conspiración. Propongo ante ustedes proceder a interrumpir el tránsito vehicular en la autopista regional del centro, en el tramo que se encuentra justamente al frente de nuestra sede”. Los miembros de la junta, los mismos que decían haber regido impecablemente el proceso primario en Carabobo llegaban a apoyar la insensata propuesta del turbado presidente del colegio de abogados. Ante lo narrado, nuestra conciencia nos reclama realizar una compasiva o indulgente sugerencia a estos descubiertos impostores, a estos febriles conjurados, que no puede ser otra que retomen la ponderación y el equilibro, es decir que no se equivoquen, porque tendrán una inmediata respuesta por parte de las diferentes autoridades competentes, más precisamente por el Ministerio Público y Poder Judicial. De nada valdrá los arrepentimientos o quejidos al verse recluidos en un centro penitenciario, solo con la compañía de grises y fríos barrotes. Venezuela quiere paz, tranquilidad y sosiego, escenario que no podrá ser comprometido por una reducida cofradía de irreverentes enajenados. Y esa es la verdad.


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VÍA NT
FUENTE César Burguera