Opinión
Cita con la historia: La Peor epidemia de nuestra historia: La Gripe Española
"Sin duda alguna, la peor tragedia natural por la que ha pasado nuestro país "
20 de octubre de 2023
Opinión.- Sin duda alguna, la peor tragedia natural por la que ha pasado nuestro país fue la epidemia de gripe española de 1918. Aunque no hay cifras oficiales, se estima que el numero de fallecidos los 3 meses transcurridos entre octubre y diciembre de 1918 fue entre 40 y 80.000 víctimas; ni en el peor de los trimestres de la guerra de independencia o de la guerra federal hubo tamaño número de fallecidos. La cantidad de muertes ocurridas recientemente en los 2 años del Covid 19, fue apenas una fracción de esa cifra. Pese a que fue un hecho que tuvo efectos devastadores sobre todo el país, es algo apenas tratado por los libros de historia.
 
El primer caso de gripe española se detectó en La Guaira el 16 de octubre. Eran tiempos de la dictadura de Juan Vicente Gómez, cuando la salubridad pública estaba por el suelo; pese a que la epidemia de influenza era un hecho notorio que estaba matando millones por todo el mundo, en Venezuela no se habían tomado medidas de prevención elementales, como lo ha debido ser la cuarentana de los barcos que venían de Europa, pero las autoridades sólo vigilaban que no entraran al país los enemigos políticos; es así que ingresaron algunos enfermos que rápidamente propagaron la enfermedad, que a los 2 o 3 días ya estaba en Caracas.

Como suele suceder con los régimenes autoritarios en los primeros días las autoridades negaban que la influenza estuviera en Venezuela y los funcionarios declaraban que no era la famosa peste sino “una gripecita” que se curaba a los pocos días. La alarma sólo vino a estallar cuando en La Guaira todos los médicos habían caído enfermos y la mitad de los soldados de los cuarteles no se podían levantar de sus catres. En los barrios pobres de Caracas comenzaron a aparecer los muertos tirados en las calles. Se acabaron las urnas en las funerarias y los muertos diarios en la capital alcanzaban a más de cien; llegó a tal extremo la situación que no se empezaron a enterrar a las víctimas en fosas comunes, en un sector que se llamaría “la Peste”.

Juan Vicente Gómez, para evitar su contagio, abandona Maracay y se refugia en una hacienda aislada en Guárico, mientras que su hijo predilecto Alí y su uno de sus hermanos mueren en la capital aragüeña.
 
En Valencia la epidemia aparece a finales de octubre. Los enfermos llegan a cinco mil, en una ciudad de 50.000 habitantes. El presidente del estado, el general Emilio Fernández, temeroso de enfermar, huye a toda carrera a una hacienda en el estado Miranda, abandonando su cargo sin dejar un encargado de tomar decisiones y proveer a las necesidades de la población angustiada. Valientemente el secretario general de gobierno, Luis Eladio Contreras lo acusa ante Gómez en estos términos:

“Valencia se considera abandonada moral y materialmente … en estos momentos conflictivos para e ella, y su indignación puede estallar en una manifestación del pueblo a quien sabe, pues carece de recursos para atender necesidades de la actual epidemia y se ha marchado sin resolver nada en concreto y dejándome sin acción, pues ni siquiera aviso que se iba”.

En Puerto Cabello la peste llega por el mar desde el 26 de octubre y se enferman casi todos los presos del castillo y también sus custodios. Uno de los comandantes dice: “si esto sigue así, entre cuatro días no tendremos con quien montar una guardia”. En Naguanagua, que era apenas un pueblito alejado, la peste mata a 70 parroquianos.
 
Se llegaron a colapsar los servicios de teléfonos, telégrafos y el transporte público que eran los tranvías, ya que operadores, choferes y conductores estaban en su mayoría enfermos. En algunas familias murieron todos: Cuando los vecinos o parientes extrañados por no haberlos visto más abrían las puertas de las casas, los encontraban a todos muertos.

Así como fue apareciendo la peste fue avanzando y luego de causar sus estragos también iba desapareciendo. Ya para diciembre casi que había desaparecido del centro del país. Los sobrevivientes, aliviados, pudieron celebrar navidad y año nuevo.


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VÍA NT
FUENTE Luis Heraclio Medina Canelón