Esta propuesta de rescatar el verde vegetal como nutriente de cuerpo y mente la presenta el doctor Qing-Li como una nueva medicina preventiva
Opinión.- Desde hace algunos años, se han puesto de moda las caminatas por parques poblados de árboles como un remedio al estrés de la vida moderna. A esta práctica tan sencilla como eficaz se le llama "baños de bosque" (shinrin-yoku en japonés). Se trata de una actividad procedente de Japón, con gran tradición en diferentes culturas del mundo que invita a sanar espiritualmente a las personas que lo practican. Precisamente, su componente espiritual es básico. Esta sencilla pero eficaz práctica es el punto de partida de una nueva disciplina: la medicina forestal.
Esta propuesta de rescatar el verde vegetal como nutriente de cuerpo y mente la presenta el doctor Qing-Li como una nueva medicina preventiva, sin efectos secundarios y con múltiples beneficios que nos permite ser más activos, más relajados, más saludables y más felices, con menos estrés y menos riesgo de afecciones relacionadas con el estilo de vida actual, tan dominado por la inmediatez.
El Dr. Qing-Li es investigador de la Facultad de Medicina de Tokio y un pionero en el estudio de los beneficios para la salud de los baños de bosque. Sus estudios revelan que pasear al aire libre en contacto con la naturaleza resulta sanador por su potencial para restaurar el organismo, equilibrar la presión arterial, fortalecer el sistema inmunológico y facilitar un mejor sueño.
En 1982, los baños de bosque empezaron a prescribirse en Japón con el objetivo de reducir el estrés y mejorar la salud. Después, desde 2004 hasta la actualidad, el Dr. Qing-Li y su equipo han profundizado en la investigación sobre sus efectos en la promoción de la salud y la prevención de muchas enfermedades.
En realidad, el bosque no es el único lugar donde se puede realizar esta terapia sino que cualquier espacio natural y abierto puede servir para abrazar árboles, meditar, disfrutar de la vista y el olor de las plantaciones, hacer yoga o Tai chi o simplemente pasear. Es muy importante al momento de buscar esta “medicina forestal”: escuchar, estar tranquilo, aceptar y reconocer la presencia propia y dejar que los sentidos sientan y disfruten de lo que hay a nuestro alrededor. ¡Que no nos falte la “vitamina N”!
