Opinión
Cita con la historia: El crimen de Juanchito
Era muy distinto a su hermano; mientras el dictador era un militar nato, ávido de poder, Juancho nunca tuvo carrera y no se le conoció particular ambición
1 de julio de 2023
Opinión.- Hace exactamente cien años, Venezuela amanecía conmocionada por la noticia del asesinato del vicepresidente de la república y gobernador del D.F., Juancho Gómez, que también era hermano del dictador Juan Vicente Gómez.

Juanchito, como le decían, apareció muerto, cosido a puñaladas, en su habitación del Palacio de Miraflores, donde vivía también el tirano. Como es de suponerse, el palacio era el sitio más seguro de toda Venezuela, con estricta vigilancia de los esbirros conocidos como los “chácharos”, andinos de extrema confianza de Gómez.

Juanchito era muy distinto a su hermano; mientras el dictador era un militar nato, ávido de poder, Juancho nunca tuvo carrera y no se le conoció particular ambición. Juan Vicente era sencillo, vestía casi siempre con un liquiliqui de dril, gustaba vivir alejado de Caracas y se acompañaba de campesinos y preferiblemente paisanos andinos y disfrutaba del campo, sus haciendas y su ganado, mientras que Juanchito vestía a la más moderna moda europea, con finos trajes, bien perfumado, le encantaba la vida de la sociedad caraqueña, del teatro y la ópera. Mientras Gómez era todo un padrote, engendrando hijos en infinidad de mujeres, a “Juanchito” no se le conoció ni mujer ni hijos, pero se le veía siempre acompañado de jóvenes oficiales andinos o elegantes patiquines caraqueños.

Aquella noche, alguien entra en la habitación de Juancho y lo mata. Tiene que haber sido persona del extremo círculo de Miraflores, que conocía los aposentos y que tuviera libre acceso a todas las áreas, pasadizos y habitaciones, para quien no eran obstáculos los muros, las cercas ni los soldados.

Al saberse la noticia el terror cunde en toda Venezuela, la gente sabía que vendría una terrible ola de represión y tortura. En un primer momento la dictadura trató de culpar a la oposición, encarcelando a todo el enemigo conocido que encontraran, pero las averiguaciones iban en contra del personal de Miraflores. Fueron hechos presos y torturados todos los soldados y oficiales de guardia esa noche y muchos de los destacados en Miraflores que no estaban de servicio. También se torturó salvajemente a la servidumbre, incluyendo a varias mujeres.

El cuerpo de Juanchito fue enterrado inmediatamente sin autopsia. El general ordenó que no se hablara más nunca del asunto. En total se calcula que fueron asesinados luego de los interrogatorios y torturas todos los sirvientes civiles (hombres y mujeres), la tropa de guardia ese día y el oficial Isidro Barrientos, en total unas 15 a 20 personas.

¿Quién fue el asesino? Hubo varias hipótesis: Se señalaba a José Vicente Gómez (Vicentico), hijo del dictador y segundo vicepresidente. Heredero natural de la presidencia cuando muriera su padre, si se quitaba del medio a Juanchito. Otra sospechosa era Dionisia Bello, ex concubina del tirano, desplazada por una jovencita de la sociedad caraqueña que se convirtió en favorita de Gómez. Había rumores de que una pariente muy querida de Dionisia se había suicidado porque Juanchito había manchado su reputación al señalarla como indecente. Dionisia movida por el odio a los Gómez habría convencido a un miembro de la escolta de Miraflores para que matara a Juanchito ofreciéndole prebendas cuando su Vicentico asumiera la presidencia. Otra teoría sería que uno de los oficiales amantes de Juanchito, (Isidro Barrientos) celoso al ser repudiado por Juanchito, o contratado por Dionisia o Vicentico era el autor del crimen.

Al poco tiempo, Gómez reformó la constitución y eliminó las figuras del vicepresidente. A Vicentico lo separó del ejército, le prohibió usar el uniforme y le ordenó irse de Venezuela junto con su madre con unos buenos millones a Francia…. Pero no disfrutó mucho su dinero, al poco tiempo murió de tuberculosis.

En fin, una historia de corrupción, violencia, depravación y podredumbre moral, que hace palidecer a Sodoma y Gomorra o los cuentos de los Borgia. Esa era la Venezuela de Juan Vicente Gómez.

Luis Heraclio Medina Canelón
@luishmedinac
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VÍA NT
FUENTE Editoría de Notitarde