Griselda Reyes: La violencia NO es la vía
Venezuela enfrenta una profunda polarización, iniciada desde 1998
Opinión.- Venezuela enfrenta una profunda polarización, iniciada desde 1998 por el entonces candidato que "freiría en aceite", y asentada a partir de 1999 por los círculos del odio y permitida por la exigua oposición que aceptó la diatriba como forma de hacer política, con un candidato llamando “gallo” a su contendor, iniciándose así la separación de familias y amigos, aplicando la máxima de "divide y vencerás". Esa polarización, ya mayor de 22 años, nos ha hecho perder a todos.
En nuestros recuerdos del país que fuimos, la confrontación no iba más allá del Caracas-Magallanes, y eran diferencias sanas, jocosas. Con el chavismo, esto mutó hacia episodios terribles donde colectivos armados agreden a dirigentes opositores, asaltan el Parlamento Nacional y así podemos enumerar una larga lista de choques absolutamente repudiables.
Todos recordamos aquellas cruzadas de los llamados círculos bolivarianos que llegaron a ser uno de los puntos de inflexión más grave de la guerrilla urbana, estimulada y justificada por la "revolución" gobernante.
Cuando pensábamos que ésto había reducido, lo reviven en las primeras de cambio en lo que es apenas el inicio de la campaña electoral del esfuerzo de las primarias de un sector de oposición que busca definir una candidatura para las elecciones de 2024. En días recientes vimos a mujeres chavistas usando la fuerza contra el excandidato presidencial Henrique Capriles. Un hecho que nos deja ver por dónde viene la actitud de quienes ejercen el poder.
No hay dudas: La violencia NO es la vía. Esto es la degradación de la política. Así como nunca hemos estado de acuerdo con vías no pacíficas en el accionar de la alternativa democrática, hoy debemos alzar la voz rechazando contundentemente el amedrentamiento oficial y la violencia como política de Estado y del Gobierno.
Desde el Estado deben entender que la Ley del Odio, aprobada por la actual Asamblea Nacional que hace vida en el Capitolio, no puede ser un parapeto solo para perseguir a quienes piensan distinto y procuran un cambio.
La violencia debe ser condenada y castigada con todo el peso de la ley. No puede el país volver a ser testigo de estos hechos impresentables que se hicieron rutina en el pasado. La violencia hoy no le conviene a nadie, por muchos estrategas que se inflen el ego haciendo alusión al centimetraje que este o aquel candidato pueda obtener con ella.
Debemos, todos, y por respeto a los venezolanos que estamos asqueados de lo mismo, apuntar a hacer política con P mayúscula. Sin duda esto pasa por dejar atrás el enfrentamiento verbal en cadena nacional, las zancadillas en Twitter. El país nacional aspira conocer que ofrecemos como alternativa de cambio, para saber por quién votar, a eso debemos abocarnos todos los sectores de la vida pública nacional.
Episodios de colectivos subiéndole el tono a la diatriba, amedrentamiento de cuerpos de seguridad hostigando a opositores o el chantaje de la habilitación; deben ser cosa del pasado. Un país en paz debe ser la prioridad hoy. Todos los necesitamos.