Opinión
Crónica del Crimen del Pasado: El caso del taller de la Cedeño
"Resulta que para Eliud era mucho más económico montar un motor recién robado a una patrulla antes que ponerse a repararlo"
20 de mayo de 2023
Sucesos.- En la avenida Cedeño, casi llegando a la Fernando Figueredo, quedaba el taller mecánico Eliud, por allá a finales de los ochenta. Su propietario, que bautizó con su nombre al negocio era un tipo bonachón y confianzudo que parecía amigo de todo el mundo había conseguido un buen contrato con la gobernación del estado Carabobo para la reparación de los vehículos oficiales.
 
El taller se la pasaba lleno de patrullas, ambulancias, automóviles protocolares y cualquier vehículo oficial que tuviera un desperfecto, lo que le generaba a Eliud abundante trabajo y muy buenas facturaciones, junto a su ocasional negocio de compraventa de automóviles usados.
 
Las radiopatrullas tipo sedán asignadas a varios jefes pasaron por el taller con orden de reparación del motor, desgastado por el trajín ordinario de su propio uso, y salieron totalmente repotenciadas, lo mismo que las camionetas pickup y los toyota machitos.

Un cierto día, una de esas radiopatrullas asignada al jefe de un comando se vio involucrada en un percance que requirió de una experticia legal. Pero sorpresivamente el perito vio que el número del serial del motor no correspondía con los documentos del automóvil. Extrañados los funcionarios de tránsito averiguaron a qué vehículo correspondía el serial del motor que tenía la patrulla y resultó…que era de un carro robado¡

La noticia de que el jefe de aquel comando cargaba un carro con un motor robado se regó como pólvora, pero el oficial alegó que esa unidad se la habían entregado recientemente ya que había estado en reparación en el taller de Eliud hasta apenas unos días antes. Los funcionarios encargados de la averiguación se trasladaron hasta el taller en la avenida Cedeño, pero los empleados dijeron que no sabían nada y que el dueño no había ido a trabajar ese día. La comisión policial, muy suspicaz aprovechó para hacer una inspección en los otros automóviles que se encontraban en el negocio y encontraron dos motores solicitados por corresponder a vehículos denunciados por hurto. En los días siguientes se procedió a verificar los seriales de las otras unidades que habían pasado por el taller y a varias les habían colocado motores robados.
 
Resulta que para Eliud era mucho más económico montar un motor recién robado a una patrulla antes que ponerse a repararlo. El imaginaba que a un vehículo policial nunca le iban a estar verificando los seriales, pero se equivocó.

La policía estuvo buscando al hombre por varios días y meses. El taller se cerró por no aparecer su dueño o responsable. Pasó el tiempo y pocos recordaban el caso.
 
Un cierto día, en la cuneta de una carretera del estado Falcón, apareció un cadáver en estado de descomposición y sin ninguna identificación. Los detectives falconianos practicaron la necrodactilia y esperaron días a que llegaran los resultados. Era Eliud. Había pagado con su vida alguna deuda. 
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VÍA NT
FUENTE Luis Heraclio Medina Canelón