Opinión
Cápsulas Históricas N° 30 - Francisco Pérez Alviárez
Los restos de Sucre permanecieron enterrados en la selva de Berruecos luego de su asesinato el 4 de junio de 1830
1 de abril de 2023
Opinión.- El triste destino del sucesor del Libertador Simón Bolívar fue el asesinato en las montañas de Berruecos en Colombia, la crónica de una muerte anunciada, pues fueron muchas las advertencias al gran Mariscal que su cabeza tenía precio. Aún así decidió viajar solo a Ecuador.

Los restos de Sucre permanecieron enterrados en la selva de Berruecos luego de su asesinato el 4 de junio de 1830. Sería en el año de 1833 cuando una comisión se trasladó al lugar para buscar el cuerpo. Estaban encabezados por el General Isidoro Barriga (segundo esposo de la viuda de Sucre), y los sargentos Caicedo y Colmenares, quienes sepultaron originalmente el cadáver. Los restos mortales los colocaron en una urna como de cuatro pies de longitud y los trasladaron a la sacristía de la Iglesia de San Francisco en la ciudad de Quito.

Posteriormente de manera secreta fueron trasladados al Convento llamado del Carmen Moderno entre los años de 1859 y 1861. Una comisión venezolana, junto con representantes del gobierno ecuatoriano, que desconocían todos estos incidentes, realizó investigaciones entre los años de 1876 y 1894 en busca de los restos del héroe, siempre basados en el supuesto de encontrarlos en la Iglesia de San Francisco, no hallándose finalmente, lo que generó un conflicto entre ambas comisiones.

En el año de 1900, producto de las revelaciones de la Señora Rosario Rivadeneira y de la Madre María de la Concepción Jamesson, se supo que los restos del Gran Mariscal de Ayacucho estaban sepultados en dicho convento, siendo exhumados el 24 de abril de ese mismo año a las dos de la tarde, separados de los restos de su pequeña hija y luego trasladados a la Catedral Metropolitana de la ciudad de Quito, donde reposan en la actualidad.


Sigue la información minuto a minuto en nuestro Telegram Instagram Facebook Twitter ¡La noticia en tus manos!
VÍA NT
FUENTE Por: Francisco Pérez Alviárez