Opinión
César Burguera: Ahora más que nunca, ¡Aquí nadie se Rinde!
"Estamos en la plena convicción de que al presentarse, con demoledora estampa, eventos donde se exhibe abiertas y deliberadas"
27 de marzo de 2023
Opinión.- Ahora más que nunca

Estamos en la plena convicción de que al presentarse, con demoledora estampa, eventos donde se exhibe abiertas y deliberadas tramas de corruptelas, cargadas las mismas, de un alto grado no solo de descomposición, sino de depravación, no basta con recurrir a trilladas o coyunturales frases que pretenden, de manera estéril, tratar de justificar que nada ha pasado. Surge el verdadero liderazgo encarnado en la figura del primer mandatario nacional, Nicolás Maduro para claramente indicarnos que se debe retomar el sendero, es una nueva convocatoria a la conciencia para insistir y volver a implementar, como fundamental ejercicio, la decencia y honestidad para ser obligatoriamente impregnada en cada manifestación o expresión que tenga alguna responsabilidad de carácter administrativo en cualquier nivel gubernamental. Nicolás Maduro con el indiscutible aval que le confiere ser la máxima expresión de un proceso y custodio de un legado nos señala que ese sendero, que se emprende de manera inmediata, se constituye en el núcleo y sustancia de la revolución, no se puede extraviar o malograr el esfuerzo realizado por más de 2 décadas. Es el exacto tiempo de la ineludible reivindicación de la patria. Es el categórico reclamo del presidente Maduro para que cada uno de los que enarbolan, como orgulloso estandarte, el hecho de ser probados miembros del proceso revolucionario, sellen el decente pacto y se adhieran, como insustituible credo, a los principios y orientación de ese mismo ideal que se ha instaurado para siempre en el alma y espíritu del venezolano. Nicolás Maduro sabe perfectamente que no hay espacio, ni mucho menos tiempo para emprender esta nueva cruzada, para proclamar, con mayor fuerza, la plena vigencia de esta doctrina, de este catecismo y así proceder, entre todos, a rubricar o redactar esa necesaria acta complementaria que asegure la continuidad del paso, la permanencia del legado y el porvenir de la misma patria. El presidente se erige como insustituible guía en el complejo y diario trabajo que debe recorrer dinámicamente nuestro país. Es la cristalina instrucción de la máxima expresión del proceso revolucionario para increpar, de manera insistente, que no puede haber cabida a los indignantes excesos o descaradas desviaciones. Nicolás Maduro igualmente intuye que no basta con fábulas epopeyitas pronunciadas en frágiles, improvisados y paganos púlpitos. Tampoco considera suficiente que se trate de asumir la ardua e impostergable labor del adecentamiento a través de esporádicos mensajes vertidos en redes sociales. Irrumpe, con inusitada fuerza, nuestra conciencia para recordarnos “La mujer del César no solo debe serlo, sino parecerlo”. Igualmente acude la extraordinaria narrativa de Martin Fierro para advertimos “Sepan que olvidar lo malo/ también es tener memoria”.



La obligatoria tarea

Por ello y ante el circunstancial escenario es indefectible convocar a un objetivo y serio debate sobre la ética en el desenvolvimiento del ejercicio gubernamental. Ningún coyuntural funcionario puede sentirse amparado bajo los designios de una inaceptable impunidad. Es tener como máxima prioridad y estricta agenda la necesaria conducta de escuchar, con atención, las exigencias y reclamos de un pueblo. Seria desleal que por indolentes actitudes aquel funcionario, con deslumbrante vestimenta de tonalidad roja, se pueda convertirse, en asolador detrimento del sentimiento popular, en unos pobres solitarios poderosos que son incapaces de escuchar, desde sus imaginarias cimas, la voz sabia del común. Sencillamente un displicente proceder gubernamental nunca formará parte o encontrará eco en los inalterables principios y patrimonio de un irreversible proceso revolucionario que dirige, con toda suerte de obstáculos y ataques, el presidente Nicolás Maduro. No faltaran los que agazapados antes los públicos y recientes acontecimientos pretendan ostentar o exhibir agendas ocultas y de esa peculiar manera estimular el estéril enfrentamiento que proporciona un flaco servicio a la muy necesaria unidad que reclama, en la actualidad, el proceso y el legado revolucionario. Es siempre tener presente un enraizado concepto de armonía “El hombre bueno es inteligente, y uno malo es, además, imbécil. Las aptitudes morales o intelectuales van juntas”.



Aquí nadie se rinde

 Por ello es que se presenta nuevamente Carabobo con ese inédito ímpetu, con su porvenir prácticamente asegurado por la gestión de un gobernador de la dimensión de Rafael Lacava, que nunca descansará en el supremo esfuerzo de confeccionar patria, siempre bajo las directas y estrictas instrucciones del presidente Nicolás Maduro. Es sacrificio y entrega, es desprendimiento y abnegación por parte de Maduro y Lacava. Lo bueno está por venir en Carabobo y en Venezuela. Es apostar a la continuidad de la esperanza, a la permanencia de este enérgico paso, es Rafael Lacava permanentemente guiando el indetenible rumbo de este “Nuevo Carabobo”, contando, de manera perenne, con el incondicional y amplio respaldo de toda una región que ha sido excepcional testigo de la transparencia, rectitud e integridad en el manejo de los recursos que siempre estarán destinados a la optimización de la calidad de vida del ciudadano. Carabobo se presenta como un noble y franco libro abierto para que pueda servir de ejemplo y modelo a la hora de honrar el compromiso con una tierra, pero sobre todo con todos y cada unos de sus habitantes. La historia de Carabobo estará para siempre signada con el acento o tilde de Rafael Lacava. Pudiéramos elevar la emocionada proclama que será el blindado aval en la reivindicación de esta soberana patria. “Quizá la ética sea una ciencia que ha desaparecido del mundo entero. No importa, tendremos que inventarla otra vez”. Por ello retorna con mayor fuerza la consigna que ha acompañado, de manera solidaria, el excepcional paso de un incansable Rafael Lacava “Aquí nadie se rinde, Que viva por siempre Carabobo, carajo” Y esa es la verdad.

Por César Burguera


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VÍA NT
FUENTE Editoría de Notitarde