El primer balance, entregado el martes, fue de 64 fallecidos, cuatro de ellos agentes de las fuerzas de seguridad y los demás civiles supuestamente sospechosos de pertenecer al Comando Vermelho (CV), una de las bandas del crimen organizado más poderosas de Brasil.
El operativo movilizó a unos 2 mil 500 agentes y tenía como objetivo ejecutar 100 órdenes de arresto de miembros del Comando Vermelho, en los complejos de Penha y de Alemão, dos populosos conjuntos de favelas de Río.
Sin embargo, durante la madrugada de este miércoles 58 cadáveres fueron retirados del bosque de Vacaria, en la Serra da Misericórdia, donde se registraron duros enfrentamientos entre la policía y los señalados narcotraficantes, y trasladados a la Plaza São Lucas en el Complejo Penha, según el medio brasileño ‘O Globo’.
Con esto ascienden a 122 los muertos
tras la operación policial, calificada por la prensa de ese país como la más sangrienta registrada en Río de Janeiro.

El Comando Vermelho se dedica principalmente al tráfico de drogas y armas, y su centro de operaciones está en el estado de Río, donde controla algunas barriadas de la ciudad, aunque tiene presencia en buena parte del país, especialmente en la región de la Amazonía.
Los narcotraficantes respondieron el martes con bloqueos en varias vías de la zona norte de Río, una región pobre y donde se realizó la operación.
Las operaciones y los
bloqueos llevaron a interrupciones en el tránsito de un centenar de líneas de autobuses y al cierre de decenas de escuelas y centros de salud.
Este miércoles, la ciudad amaneció
sin nuevos bloqueos y con una situación normal en el tráfico de vehículos, después de la jornada de caos.