Este viernes, Guzmán López asumió su culpabilidad en cuatro cargos de narcotráfico y delincuencia organizada, y se comprometió a colaborar con EE.UU. a cambio de que no se le imponga la pena a cadena perpetua con la que se condenó a su padre.
Para obtener este beneficio, deberá ofrecer información que efectivamente ayude a impulsar investigaciones, detenciones y procesos judiciales, en particular que afecten a sus exsocios del Cártel de Sinaloa, también conocido como el Cártel del Pacífico.
Como la sentencia contra Guzmán López se dictará en enero de 2026, los meses que le restan a 2025 serán claves para que el narcotraficante demuestre que sí delatará a sus colegas del crimen organizado, ya que a partir de ello la justicia definirá los años que deberá estar en una prisión en EE.UU. Mientras tanto, permanecerá bajo custodia en algún lugar oculto.
Ese es el destino que busca su otro hermano, Joaquín Guzmán López, quien el año pasado se entregó de manera voluntaria a agentes de EE.UU. en Texas y que está negociando un acuerdo para declararse culpable, convertirse en testigo protegido y evitar así la cadena perpetua.