La Guardia Civil la detuvo tras identificarla como madre biológica de la bebé mediante una prueba de ADN.
Según fuentes de la investigación, constituye la principal evidencia del caso. Sin embargo, la mujer mantiene que no podía quedarse embarazada debido a que tomaba una medicación que se lo impedía. La arrestada tiene otros tres hijos de 18, nueve y cinco años.
Su abogada, Claudia López Ballesteros, ha remarcado que su clienta "niega haber estado embarazada y por tanto haber cometido semejante crimen".
Además, la letrada insistió en que Erika no ha declarado ante la Guardia Civil por consejo legal y que solo hablará ante el juez cuando se levante el secreto de sumario.
Durante el registro de su domicilio en Vallecas, la unidad canina marcó varios puntos en los que se hallaron vestigios pendientes de análisis para determinar si están relacionados con el caso. El marido de la arrestada ha declarado como testigo y también afirma desconocer que ella hubiera estado embarazada.
La detenida permanece bajo custodia a la espera de pasar a disposición judicial mientras la investigación sigue bajo secreto de sumario.