Por primera vez, se celebra en Estados Unidos con la participación de 32 equipos, sirve también como ensayo para el Mundial de selecciones de 2026, que organizarán EE.UU., México y Canadá.
La elección del MetLife Stadium como sede para esta final no fue casual: será el mismo escenario de la final del Mundial del próximo año. Y mientras el fútbol se instala en Norteamérica, la FIFA también eligió otro lugar clave para afianzar su presencia.
La organización presidida por Gianni Infantino inauguró esta semana su nueva sede en Nueva York nada menos que en la Torre Trump, el emblemático rascacielos del exmagnate inmobiliario y actual presidente estadounidense. La ceremonia de apertura contó con la presencia del propio Infantino, del exjugador Ronaldo Nazario y de Eric Trump, hijo del mandatario.
“Recibimos un gran apoyo del Gobierno y del presidente con el grupo de trabajo de la Casa Blanca para la Copa Mundial de Clubes y para la Copa Mundial del año que viene”, declaró Infantino. Aunque el dirigente destacó que la FIFA es una organización global y por eso necesita presencia local, la elección de la Torre Trump no es un detalle menor: el edificio es un símbolo político y comercial de la marca personal de Trump.
En uno de los salones del edificio también se montó una exposición con la copa del Mundial de Clubes. Aunque la FIFA ya tenía oficinas en Miami y Toronto, esta nueva ubicación en pleno Manhattan refuerza el vínculo entre el ente rector del fútbol mundial y el actual gobierno estadounidense.