Además deberá estar preparado para afrontar un mundo competitivo, para encarar la noticia al instante y al momento que ocurra, la primicia juega un papel determinante dentro del periodismo globalizado, pero en ningún momento debe desviarse de la ética y responsabilidad que tiene en sus manos.
El poder que ejerce la información sobre los demás es ya sabido, la información es conocimiento, es poder, es influencia y debe ser utilizada con ética, mística, responsabilidad, claridad y rectitud.
Por otra parte, el comunicólogo no debe ser parte activa de la noticia, en ese sentido, no debe invadir ni suplantar espacios vacíos dejados por otros actores, específicamente los políticos, ya que esto distorsiona el sentido y origen de la noticia y atenta contra la veracidad de la información.
En sí, el comunicador es un canal activo, a través de él llega la información, en la manipula, la hace asequible pero no le cambia el sentido, la información, aunque puede sufrir variaciones nunca deberá perder su esencia.
Éste al tener tal poder sobre la información debe mantener su ética y no utilizarla jamás en su beneficio o el de terceros, la información no debería sino ser un objeto de discusión.
Para concluir, podemos decir que sobre el comunicólogo reposa el peso del poder la información, que el mismo al tener acceso a la misma, tiene el poder de influir sobre los demás, y que dicho poder debe ser usado del lado de la verdad y la justicia, el comunicador social debe ser el vocero de la verdad y nunca prestarse para desviarla.