Salud
Nobel de Medicina Weissman investiga una vacuna universal para todos los coronavirus
Esa investigación fue crucial para desarrollar las primeras vacunas de la pandemia
8 de diciembre de 2023
Salud.- El Nobel de Medicina 2023, Drew Weissman, cuyas investigaciones están en la base de la tecnología que hizo posibles las vacunas contra la COVID-19, cree que aún hay margen de mejora y está trabajando para conseguir una inmunización universal frente a los coronavirus.


El inmunólogo estadounidense mereció este año el galardón junto a la bioquímica húngara Katalin Karikó por crear la tecnología que permite usar ARN mensajero como agente terapéutico, premio que recogerán junto al resto de galardonados el próximo domingo.

Esa investigación fue crucial para desarrollar las primeras vacunas de la pandemia, salvando millones de vidas y previniendo enfermedades graves en muchas más, según dijo, al dar a conocer el premio, el Instituto Karolinska, encargado de otorgar.

 El candidato vacunal se dirige a la fase de ensayos clínicos (con personas), pues hay uno que empezará en Tailandia, "probablemente dentro de seis u ocho meses" y también trabaja en otro, de inicio "probablemente dentro de un año", en colaboración con la Universidad de Duke (EUA).

El centro de las investigaciones de Weissman y Karikó es el ARN mensajero (ARNm) o ácido ribonucleico mensajero, un tipo de molécula que transporta la información genética necesaria de una parte de la célula a otra para fabricar las proteínas que nos permiten vivir.

Ambos científicos, en aquella época en la Universidad de Pensilvania, descubrieron cómo modificar las moléculas de ARN para usarlas como agente terapéutico sin que el sistema inmune humano las destruyera e idearon un sistema para ponerlo en nanopartículas, lo que evita su rápida degradación.

Aunque durante la pandemia, esta tecnología se convirtió en base para el rápido desarrollo de vacunas, su potencial es muy grande en las más distintas áreas de la medicina, y Weissman estimó que "los principales cambios se producirán en los próximos 10 o 20 años".

En la actualidad dijo su equipo tiene siete vacunas en fase uno de ensayos clínicos para prevenir, entre otros, los norovirus (que causan vómitos y diarreas) o bacterias como la Clostridioides difficile, que provoca infección en el intestino grueso, sin olvidar una universal para la gripe.

Además, ha creado un programa de terapia génica contra la malaria, que espera poder empezar a administrar en los próximos dos años, entre otras "muchas terapias en desarrollo".

Weissman lleva años investigando una vacuna para el VIH, de hecho ese era su objetivo principal cuando en 1997 conoció de forma casual, en una fotocopiadora de la Universidad, a Karikó. Ella ya investigaba en ARN-mensajero y allí comenzaría una estrecha colaboración de más de dos décadas.

Entre los proyectos de vacunas que está investigando el laboratorio de Weissman hay "un par" dirigidas al VIH, que "probablemente tardarán entre cinco y siete años" en llegar a fase tres (la última) de los ensayos clínicos.

Además, destacó un programa de curación de la enfermedad, que ya prueba en modelos de macacos y "en seis meses sabremos si funciona" si ese fuera el caso el próximo paso sería la prueba con pacientes.

El futuro del ARN-mensajero es muy prometedor, pero en el inicio de las investigaciones su potencial contó con poca atención de otros científicos. Sin embargo, los hoy nuevos nobeles siempre lo tuvieron claro, con información de EFE
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VÍA NT
FUENTE Editoría de Notitarde