La evolución de los medios de comunicación no supuso un problema para esta mujer, quien pasó de escribir en Morse a mandar mensajes de texto. Juega dominó, cartas y confesó que de vez en cuando también se echa sus traguitos, pero sin duda alguna el amor de sus hijos, nietos y amigos, le inyecta vida.
Aunque su vida ha tenido momentos duros, como la muerte de su esposo y de su hija, Chepa mantiene un espíritu alegre y de mucha paz, “no le hago mal a nadie”, dijo es su clave para vivir en bienestar.
Chepa atribuye su buena memoria a que siempre leyó mucho. Resaltó que escribir en Morse no es nada fácil, pero con dedicación en tres meses logró aprehender no sólo a recibir, sino a transmitir a través del telégrafo.
Pero además siempre fue una mujer valiente y recta, y recordó las veces que la entonces la Seguridad Nacional llegó a donde trabajaba para exigir mostrara un telegrama, “eso era confidencial solo lo podía leer quien lo iba a recibir, eso moría con nosotros, así que nos negamos”, exclamó con el orgullo de alguien que respeta su trabajo.
También relató que en unas elecciones renuente a darle su voto Pérez Jiménez, pese a trabajar en una entidad del Estado, rompió la tarjeta de electoral del dictador y le dio su voto al partido de Jóvito Villalba “uno de sus funcionarios me vio yo le negué hasta el final que había roto la tarjeta, sentí miedo, si me llevaba detenida sabía que me iban a matar”, afortunadamente un militar de alto rango le salvó la vida y obligó a su subalterno dejarla irse tranquila.