De acuerdo con los antecedentes, el 2017 le quitó la vida a Carlos Avilet, un empresario local del estado de Zulia. Así se desprende de un reservado informe de la policía venezolana, en el que aparece una pista clave del crimen: la declaración de la pareja de la víctima, quien aseguró que el delincuente llegó a la parcela donde vivían, junto a una mujer que supuestamente era su madre.
Ahí, se presentó como el “Guajiro Bonito” y a los pocos segundos comenzó una riña en la que sacó una escopeta propinándole un disparo fatal. Luego, huyó rápidamente tras completar su plan.
Su aprehensión se concretó en mayo de 2019, cuando la policía lo detuvo junto a Johandry Arellano, alias “el Pava”, ambos identificados como sicarios del Tren de Aragua. Sin embargo, un año después se fugó de un centro penal mientras esperaba que comenzara el juicio, lo que dio paso a una intensa búsqueda.
Una vez que el “El Guajiro” escapó de Venezuela, ingresó de manera irregular a Chile donde mantuvo sus vínculos criminales que terminaron con su detención a comienzos de este año, lo que fue clave para su identificación.
En febrero pasado, Interpol comunicó a su par de Caracas que el sujeto estaba recluido en un penal del país por un caso asociado a porte ilegal de armas. En el documento además se consignó un mensaje importante:“de acuerdo a información entregada por otros ciudadanos venezolanos podría tratarse de un conocido sicario quien habría incluso asesinado a un político de su país”.
Tras esto, la justicia bolivariana ordenó iniciar el trámite de extradición, el cual ya se encuentra en manos de la Corte Suprema, que ordenó una serie de diligencias y en la que está colaborando el fiscal nacional Ángel Valencia.
Su caso en Chile: Arma robada y municiones
De acuerdo con los antecedentes de la Fiscalía de Valparaíso, en la madrugada del 1 de enero pasado, Yerluis Barroso se encontraba abordo de un vehículo, en un sector céntrico de Casablanca. Ahí se enfrentó a un control policial, donde los uniformados lo sorprendieron con un revólver marca HS, calibre 8 con tres municiones en su interior
Además, en los ropa del venezolano, los policías hallaron cuatro vainillas ya percutidas, lo que describe su especialidad como sicario.
Los primeros análisis de esa arma arrojaron que el revólver tenía un encargo por hurto, cuyo robo fue denunciado en Santiago, el pasado 14 de noviembre de 2019.
